hoja de ruta

Ignacio Martínez

Servicios especiales a la patria

LEO sobre un caballo funcionario que tienen en Italia. Resulta que a un empresario sinvergüenza, que defraudó a Hacienda cuatro millones de euros, dejó de pagar la seguridad social de sus trescientos trabajadores y lavaba dinero en Suiza, lo pilló la Guardia de Finanzas. Y descubrieron sus chanchullos, incluido un testaferro que figuraba como propietario de una cuadra de postín. Cuando confiscaron los bienes al delincuente, el Estado italiano se convirtió en propietario de once caballos de carreras. Al principio se plantearon vender los pura sangre por un buen dinero. Pero al final, los pusieron a trabajar. Uno de ellos, el más famoso, ha ganado para el Tesoro 150.000 euros en premios en los últimos tres años.

Aquí tenemos el lince funcionario. Nos da fama y prestigio, pero al contrario que sus colegas, los equinos transalpinos, no aporta nada a las arcas de la Junta. Al revés, cuesta un pico, mayormente a la Unión Europea, que con la última partida aprobada el verano pasado ha desembolsado ya 70 millones de euros para los programas de cría y recuperación de esta especie en peligro de extinción. Aquí la rentabilidad es medioambiental y conservacionista.

El lince funcionario vive como dios, eso sí con poca intimidad, porque las cámaras lo vigilan las 24 horas. Pero tiene todas las atenciones en materia sanitaria, se vigilan con cuidado sus problemas renales, lleva GPS para su seguridad y se le facilita una vida sexual sin restricciones. Tanta diligencia ha tenido sus frutos, a pesar de que la mitad de sus muertes se producen por accidentes o caza furtiva. Ya hay 300 ejemplares poblando Sierra Morena, de Cardeña a Andújar; Doñana, el Guadalmellato cordobés, Grazalema en Cádiz o las Guarrizas en Jaén.

Tenemos más casos, si uno se pone a buscarlos. No hay toros funcionarios, pero algo de eso tiene el toro de Osborne, diseñado por Manuel Prieto, que es patrimonio de cultural y artístico de los pueblos de España y patrimonio histórico andaluz. Uno de los grandes símbolos nacionales, sin duda rentable en el capítulo de la imagen, que también tiene su lado mercantil: está exento de la prohibición de mostrar publicidad en las carreteras.

Hay otro tipo de animales funcionarios en nuestra fauna local. En el aeropuerto de Málaga tienen a sueldo a 25 rapaces, entre halcones y águilas, que vigilan las casi trescientas hectáreas del recinto, para que otras aves no invadan el espacio aéreo durante los despegues y aterrizajes. Y, desde luego, aquí también tenemos caballos funcionarios, muy rentables. Son los sementales de cría caballar del Ejército español, dos de cuyos centros están en Jerez y Écija. Sus servicios por la patria se cobran según tarifas tan serias, que se publican en el Boletín Oficial del Estado. Aunque no sé si a lo suyo se le puede llamar trabajo. Pero, en fin, los italianos no han inventado la pólvora.

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