La ciudad y los días

Carlos Colón

Sevilla 1990, Cádiz 2010

RECUERDAN el nombre de José Infante Borrero? Si no es así, deberían hacerlo. Es el guardia civil que en 1990 salvó a Sevilla de una matanza etarra de una brutalidad sin precedentes en la historia de la banda: el terrorista Henri Parot fue detenido por el cabo Infante Borrero y otros guardias civiles en Santiponce cuando se disponía a volar la plaza de la Gavidia haciendo estallar 300 kilos de amonal y 13 de goma dos en los aparcamientos del Corte Inglés. Si en el atentado del Hipercor de Barcelona ETA asesinó a 21 personas empleando 25 kilos de amonal, pueden hacerse una idea de lo que hubiera pasado en Sevilla de no ser por Infante Borrero y sus compañeros. El hombre pagó el precio de su heroicidad con sangre: heridas de bala en los dos brazos que lo dejaron inútil para el servicio. Fue premiado con honores en Sevilla y con humillaciones en Madrid: el Ministerio de Defensa, que entonces presidía el socialista Julián García Vargas, consideró que las lesiones que forzaron su retiro fueron consecuencia de un mero acto de servicio, no de uno de naturaleza terrorista. Esta tacaña ingratitud fue denunciada legalmente, aireada periodísticamente y condenada en 1993 por el Ayuntamiento de Sevilla, que instó a Defensa a reconocer que las heridas le fueron producidas en una acción antiterrorista. La propuesta municipal contó con el apoyo del PA, el PP e IU. El grupo socialista, entonces en la oposición, eludió pronunciarse. Ya se conoce -¡milana bonita!- su tendencia a hacer de don Pedro guardando la finca andaluza de los señoritos Iván de Madrid. Afortunadamente en 1996 -seis años después de que salvara a Sevilla- la Audiencia Nacional reconoció que las lesiones le fueron causadas por un acto terrorista.

20 años después de aquello -porque para ETA, como para Gardel, "20 años no es nada": en aquel 1990 hacía más de 20 que asesinaba (desde 1968) y 20 después lo sigue haciendo o intentando- lo que pudo haber pasado en Sevilla ha podido pasar en Cádiz, según ha apuntado Rubalcaba en esta Sevilla salvada por Infante Borrero. Porque, como ustedes saben, en la vivienda portuguesa en la que se hallaron los 1.500 kilos se explosivos se encontraron también planos de Madrid, Cádiz y San Fernando; y anotaciones de horarios autobuses de Cádiz. Felicidades a las fuerzas del orden españolas y portuguesas, al señor Rubalcaba y a quienes se han salvado de los atentados que la banda preparaba en Cádiz, San Fernando, Madrid o donde fuera; lo mismo da porque, a diferencia de ellos, el común de los españoles tienen un concepto solidario y tolerante, a la vez que plural, de España.

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