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PASA LA VIDA

Juan Luis Pavón

La Sevilla de Sawa

PARA conocer Sevilla en toda su amplitud, y no caer en el reduccionismo, hay que tener también presente la sevillanía de quienes probaron fortuna lejos de su tierra natal para desarrollar lo que palpitaba en su fuero interno. En la literatura resulta muy necesario dada la pléyade de literatos cuya vida fue una odisea homérica que esparció por doquier el nombre de Sevilla en su tarjeta de presentación. Territorio de sueños e incomprensiones desde el que volaron para convertir el mundo en su propia Sevilla sin fronteras. Alejandro Sawa fue uno de esos sevillanos aventureros de las letras, que en su tierra es un perfecto desconocido porque tuvo la ocurrencia de nacer en una época equivocada, cuando no había televisión para que hablara desde París de sus andanzas con Verlaine, Mallarmé o Víctor Hugo. Hoy se cumple el centenario de su muerte.

Sawa sólo aparece en libros de texto como el escritor ayuno de gloria, muerto de hambre y abandonado a su mala suerte que inspiró a Valle Inclán para escribir su maravilloso esperpento teatral Luces de bohemia. Pero cuando don Ramón le conoció en los cafés madrileños y lo reinventó como Max Estrella, Sawa ya estaba de vuelta de su mejor época, la parisina al final del siglo XIX, en la que vivió el apogeo del modernismo y del simbolismo, cuyos ecos tardaron años en llegar a los corrillos literarios sevillanos.

Gracias a la investigadora Amelina Correa, de acreditada solvencia a la hora de recuperar escritores incomprendidos (por atípicos) en su época, pueden encontrar en las librerías la estupenda biografía que ha escrito de Sawa. Y aún más importante es la edición de su obra póstuma, Iluminaciones en la sombra, con el prólogo original de Rubén Darío. En un Madrid en exceso castizo, Sawa no encontró editor para el que Valle-Inclán consideró su mejor libro.

Buena noticia es la recuperación de Sawa. Uno de los eslabones perdidos en la secuenciación del genoma de Sevilla y sus cráneos privilegiados, que diría Don Latino de Híspalis.

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