La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Sevilla, 'company town'

Cuando la demanda de los menguantes residentes choca con la de los crecientes turistas ganan los segundos

El ejemplo que les proponía el lunes tenía trampa: Venecia es turística desde el siglo XVIII, cuando toda la Europa aristocrática y libertina visitaba su carnaval y sus lupanares, casas de juego, cafés y teatros. No es casual que esto sucediera tras su declive. Esta ciudad sobre la que siempre parece sonar el Oh Mensch! de la tercera sinfonía de Mahler es un caso extremo. Pero no lo son Sevilla, Amsterdam, Florencia, Praga y tantas otras. Para el periodista y sociólogo italiano Marco D' Eramo se trata de un problema de necesaria pero difícil solución porque para muchas ciudades el turismo se está convirtiendo en la casi única industria local al modo de las company towns: desde la experimental Pullman City a la Essen del acero, la Clermont-Ferrand de los neumáticos o los Detroit y Turín del automóvil.

Reducidas a vivir de una única fuente privilegiada de ingresos, las ciudades turísticas dependen de él y se transforman para adaptar su oferta a la demanda. Con lo que se inicia su imparable proceso de museificación porque -como ha escrito el catedrático de paisajismo Dean MacCannell- la autenticidad sólo se hace visible para el turista cuando está marcada, subrayada, puesta en escena. Y esto "mata a la ciudad vaciándola de vida, privándola de vísceras como sucede con el proceso de momificación, convirtiéndola en un inmenso parque temático y una inmensa Disneylandia histórica en una especie de taxidermia urbana: museos y franquicias de bocadillos, ruinas y tiendas de recuerdos, islas peatonales y hoteles". La demanda de los menguantes residentes no coincide con la de los crecientes turistas y cuando ambas entran en conflicto ganan siempre los segundos a los primeros. Y el comercio de proximidad desaparece. "Si el vecino necesita que le arreglen unos zapatos y el turista tiene hambre el resultado, dado que estos son más, es que desaparece el taller del zapatero y abre un fast-food".

Esta situación tiene la dificultad primera de la dependencia económica del turismo -en gran medida Sevilla es una company town turística- y la dificultad segunda de la casi imposible regulación u ordenamiento de estos flujos de turistas. Lo que no debería impedir que las autoridades salvaguardaran en lo posible la vida cotidiana y comercial de nuestro centro histórico, actuando a favor de sus vecinos y no en su contra (como, por ejemplo, se hace con las restricciones del tráfico).

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios