La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Sevilla bajo palio

Será que cuanto más cerca me siento del Cielo, más necesidad siento de ver ya su reflejo en esta tierra

Mi padre fue nazareno del Calvario y del Silencio. Yo también lo fui durante cuarenta y nueve madrugadas. Mis hijos, siguiendo el camino de sus abuelos y sus padres, son nazarenos del Gran Poder y del Calvario. El pequeño, siguiendo sólo el mío, lo es también de la Amargura. Y todos somos hermanos de la Macarena. Era la hermandad más antigua de mi padre, pero nunca salió en ella. Al igual que para mí es La Cofradía por excelencia, la madre de todas las de capa y la maestra de la más popular -y por ello, a la vez, alegre, recia y seria- y auténtica sevillanía. Pero sólo salí en ella mis últimas tres Madrugadas de nazareno. ¿Quién puede entenderlo? Yo no. He desistido.

Amargura, Macarena, Jesús Nazareno, Calvario y Gran Poder son mis devociones más niñas, más familiares, más mías. Amor, Señor con la Cruz al Hombro y Cautivo son mis devociones tardías. No creía que, tras tantas Semanas Santas vividas, algo nuevo pudiera revelárseme con la fuerza que lo hizo el Cautivo la tarde que me convertí a Él, mi Damasco genovevo, cuando lo vi parado al final de Sierpes, antes de entrar en los palcos. Y como el amor se multiplica al darse tengo corazón para todos ellos. Y aún me sobra para otras imágenes que por devoción siento mías: Humildad y Paciencia, Fundación, Tres Caídas de San Isidoro. Y para las que quiero porque las quieren aquellos a quienes quiero: Virgen de las Aguas. O porque paso a diario ante sus azulejos y les rezo: Salud y Candelaria, que es muy de su origen -Pepe el Planeta- rezarles así, en la calle, a iglesia cerrada.

Pero en llegando la Semana Santa y mediando esta, ¡qué quieren que les diga!, me posee el espíritu de Muñoz y Pabón, tal vez porque vivo en la calle en la que él murió, y todo en mí, y cada vez más alto cuanto más viejo me voy haciendo, grita lo que el canónigo escribió: "La Semana Santa es la Virgen de la Esperanza. La Virgen de la Macarena es… ¡Sevilla bajo palio!". Y todo se me hace espera de Altos Colegios, Feria, Correduría, Alameda, Salvador y este año -¡ay, mi Encarnación!- Cuesta del Rosario, Alfalfa, Argüelles, Feria, Relator, Parras, Escoberos, Fray Luis Sotelo, Resolana… Será que cuantas más luces se me van apagando más necesito la suya; y conforme los años me van llevando más cerca del Cielo que promete más necesidad siento de ver ya su reflejo en esta tierra: la Macarena. Como el viajero que lo quiere saber todo sobre la meta de su viaje.

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