SUCESO auténtico ha sido la aparición en el coliseo del parque de un catalán que canta como si fuese de por aquí abajo. Martes y miércoles estuvo aquello de gente hasta la corcha para extasiarse con un Miguel Poveda que lo mismo desempolva los sonidos negros de Manolo Caracol que los pianitos de Concha Piquer, igual tiembla con el Capote de grana y oro de Juana que en un fandango cualquiera de Rafael Farina. Este Miguel Poveda es la última gran aportación para el flamenco y lo mismo hace la zambra que la seguiriya gitana, el pasodoble que la soleá. Y todo suena flamenquísimo, como de otra época pero de una rabiosa actualidad. Este badalonés es algo muy serio y ha entrado definitivamente en Sevilla, que el arte no tiene fronteras y aquí no se le pide al carné de identidad a nadie. ¿Quién iba a decirnos que uno de Badalona iba a hacer que alguien se rompiese la camisa oyéndolo por Caracol?