Desde mi córner

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

El Sevilla ya es un viejo conocido en Moscú

El vértigo de la elite le da al equipo de Berizzo la opción de cicatrizar pronto la herida vasca

Por cuarta vez juega el Sevilla en Moscú y allí le ha pasado de todo. Perdió, ganó y empató, pero nunca fue ante el Spartak, un equipo que está unido a la historia del Sevilla gracias a un nombre propio, el de Rinat Dassaev. De dicho equipo llegó el tártaro y con dicho equipo se celebró su presentación en Nervión. Fue en un amistoso, otoño de 1988, en el que el entonces considerado mejor guardameta del mundo iba a jugar un tiempo en cada portería.

El Spartak volvía a entrar en la vida del Sevilla dos años después. Fue en el trofeo Ciudad de Vigo y en él iba a debutar el hombre que vino a sustituir a un Dassaev que no cumplió, ni mucho menos, con las expectativas despertadas. Y es que la llegada de Rinat a Sevilla fue digna de una película de Berlanga en la que no faltaron muchacha vestida de flamenca, guardia civil con mosquetón y cura con sotana en la persona de Federico María Sánchez Pérez-Estudillo, QEPD.

El debut aquella tarde viguesa de Juan Carlos Unzué no debe ser de grato recuerdo para el buen portero navarro, ya que aquel Spartak que manejaba el formidable Mostovoi se entretuvo en hacerle una manita. Y tampoco será recordada con agrado por Juan Carlos aquella noche lóbrega y gélida con el Torpedo en que se tragó un gol de Sirimbekov que sería decisivo para que el Sevilla cayese eliminado. Afortunadamente para él, el foco del fracaso lo acaparó Serrano.

Y hoy comparece el Sevilla junto al Kremlin en una cita que se considera clave para que continúe con aspiraciones bien fundadas a acabar como líder de grupo. Llega la tropa de Berizzo herida por su mediocre actuación de Bilbao, pero lo bueno que tiene el fútbol de elite es que la posibilidad de cerrar heridas es la inmediatez de la revancha. Y la realidad es que el Sevilla sabe comportarse en Europa a tan buen nivel que considerarlo favorito no parece descabellado.

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