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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

La tribuna

Benito Caetano

Sevilla 2019-2022

QUEDAN diez años justos para el quinto centenario del mayor de los hechos históricos de alcance mundial que hayan tenido a Sevilla como protagonista: la primera circunnavegacion de la Tierra, aquella empresa que se inició el 10 de agosto de 1519 y que demostró que la Tierra era redonda, como se dice en los manuales de historia, pero que también demostró que era finita y abarcable.

La expedición, con su exitosa pero accidentada conclusión en 1522, se convirtió en un símbolo del afán de hombre por llegar mas allá, generó numerosos hitos en todo el mundo y abrió múltiples líneas de trabajo -como hoy se diría- que fueron creciendo según avanzaba aquel proceso que acababa de iniciarse con la gesta sevillana y que bien podríamos tratar como la primera globalización.

A diez años de cumplirse los quinientos de aquellos días, en muchos lugares de la Tierra están dispuestos a conmemorar puntualmente su significado. Y ya no sólo desde los estados, como fue en el 92, sino desde las marcas y las corporaciones, desde las redes y los proyectos, desde los generadores de valor... hasta desde la religión. No hay tantos símbolos globales, ni con tantas vertientes, de esa envergadura.

Pero es Sevilla la que puede y debe liderar la conmemoración global de la primera circunnavegación de la Tierra. Tiene la razón histórica para proponérselo y tiene la necesidad de cambiar de plano en su devenir: Sevilla puede reclamar su protagonismo absoluto en la hazaña, que nadie le negará, y debe aprovecharlo para volver a llegar más allá, para quitarse las legañas del sueño histórico que la mantiene adormecida, para empezar a comprenderse y a actuar, de una vez, dentro del nuevo mundo, redondo y finito, que vivimos en el siglo XXI y de sus nuevas reglas del juego.

Hay que empezar a trabajar ya. Esa conmemoración debe iniciarse en 2019 y extenderse hasta 2022 porque, creo, lo importante no sólo es el momento histórico de la salida de las naves o de la llegada de los pocos supervivientes de la expedición, como se ha venido teniendo en cuenta hasta ahora, sino el afán, la lucha por una idea, la capacidad de poner en marcha un proyecto nuevo, con incalculables resultados; la reflexión sobre cada uno de los aspectos de la empresa, ese espíritu emprendedor que simboliza.

Desde aquel 10 de agosto de 1519, desde la primera milla de aquella expedición, desde las aguas el Guadalquivir, los océanos se empezaron a convertir en las autopistas de la información de la época. En 1522 se cerró la red. Hoy las autopistas de la información son otras, basadas en la navegación a través de los datos y no de los mares, con telecomunicaciones y no con barcos; ahora, lo que se mueve es la información y no necesariamente las personas en su busca. Pero la similitud entre ambos sistemas no es casual, ni pasa desapercibida al mundo. El espíritu de aquellos pioneros del XVI, su simbología, está más que presente en los retos de hoy, cuando se nombra Magellan a uno de los primeros buscadores de Internet, a uno de los más populares GPS, a un sistema de grandes telescopios o a algunas misiones espaciales con las que el hombre pretende conocer el universo en el que vive... Más aún, algunos piensan que el discurso histórico iniciado en 1519, atravesando todas las vicisitudes de estos siglos que ahora quedan atrás, no ha concluido y que hoy aún se está completando aquella globalización iniciada en 1519. Es verosímil.

Lo que sí pensamos muchos es que la Tierra y la humanidad que la habita necesitan, en estos tiempos, de esfuerzos que faciliten la universalización del conocimiento y de las opciones, a la par que necesita el despertar de una nueva conciencia, ya avistada para algunos, que entienda nuestro mundo y sus posibles extensiones hacia el espacio como algo vivo, sensible y trascendente.

Sevilla fue el origen y el final de aquella epopeya, el centro geográfico, estratégico y político de la primera visión global de la Tierra. Sevilla, ahora, cinco siglos después, debe ser la que proponga a los pueblos de la Tierra un nuevo concepto de circunnavegación: esta vez en torno al hombre del siglo XXI y su mundo, el que crea y el que destruye continuamente. Una nueva expedición global, una navegación por los mares de las personas, que siga una ruta en busca de una nueva manera de entender nuestro pasado, abriendo el camino que hemos de emprender hacia el futuro, haciéndolo esta vez en común con todos los que habitan el planeta, a todos, con todos los pueblos como iguales. Se trata de articular desde Sevilla un ejercicio global de reflexión en torno al progreso del hombre, a sus valores y sus culturas, a sus civilizaciones, a la comunicación entre los pueblos y las personas, sus diferencias y similitudes; en torno a la geopolítica que ha construido, al medio en el que se desenvuelve. En torno a su futuro común, en paz y entendimiento.

Queremos pensar en la conmemoración del quinto centenario de la primera circunnavegación de la Tierra, entre 2019 y 2022, como una gran programa de acciones y acontecimientos, un gran paraguas que acoja un debate global sobre el ser humano y el planeta que habita y el universo que conoce o intuye, en toda su dimensión, en todos los aspectos que nuestros tiempos consideran, frente a todos los problemas que padecemos o que podamos anticipar y hacia todas las oportunidades que podamos imaginar. Ideado, proyectado y liderado desde Sevilla.

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