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Javier Mérida / Enviado Especial A Málaga De Diario De Sevilla

Siempre a lo grande

Enchufado El Betis de Mel resurge en Málaga con un partido serio en defensa que soluciona en dos jugadas a balón parado Plan B El madrileño, soberbio, armó a su equipo y lo bordó con los cambios

Siempre a lo grande. El Betis de Mel resucitó una semana antes de que el cristianismo celebre esa fiesta y lo hizo en La Rosaleda, en el feudo casi inexpugnable de uno de los mejores de esta Liga. Si su primera crisis la superó a costa de Valencia y Atlético, la segunda tuvo como víctima al Athletic y la tercera fue a producirse, quizá, de forma inesperada. Aunque el Betis nunca estuvo muerto. Su fútbol parecía haber caído, pero las críticas habían llenado el depósito de la rabia de un entrenador y unos futbolistas que ayer demostraron que siguen siendo un equipo.

Asomaban a 4 puntos del descenso por la victoria del Zaragoza, pero ni eso fue capaz de hacer mella en unos hombres que demostraron que saben competir, aunque a veces parezca que sólo es cuando quieren, y no ante sus iguales, ya que de ser así estarían salvados.

Y el triunfo del Betis fue también el de su entrenador, un hombre acusado de no tener un plan B y que ayer demostró que sabe vestir a su equipo de pana cuando es menester. Y ganar.

Y es que ya la puesta en escena del Betis recordó excesivamente a la del Vicente Calderón. Aunque en la ribera del Manzanares Mel dispuso un 4-3-3 con una asfixiante marca de Cañas sobre Diego, el 4-4-2 de ayer trabajó de forma análoga a la de aquel recordado mediodía.

Jefferson Montero y Jonathan Pereira se fajaron bien muy cerca de Cañas y de Beñat y evitaron el 4-2-4 que parecía que iba a asomar con una alineación tan ofensiva. Empero, Pellegrini jugaba prácticamente con un solo medio centro, Demichelis, toda vez que Cazorla, unos metros por delante del argentino, era casi un atacante más, siempre en contacto con sus extremos y con un Isco que es pura imaginación cuando el balón se acerca a su bota derecha.

El Málaga tomó el balón y el Betis, bien pertrechado, lo esperó en su campo con las líneas juntas para que el balón apenas merodease las cercanías de Fabricio.

Era un Betis muy ordenado, como nunca suele cuando juega fuera de casa con extremos. Lógicamente, un equipo con la calidad del Málaga le iba a llegar a su área. Pero lo hizo poco, con ocasiones esporádicas y no muy claras.

Apenas inquietaban a Kameni los verdiblancos, porque una vez el balón asomaba por los dominios de Demichelis aquello parecía una pelea de hombres contra niños. Beñat ni asustó con dos disparos blandísimos que se fueron desviados; Rubén Castro intentó una lejana y desviada vaselina sobre el camerunés; el resto de balones se perdían en combinaciones apresuradas. Pero el Málaga no contraatacaba, porque el Betis la perdía muy arriba y con tiempo para organizarse.

Fue como si estuviese mascando su partido y tuvo que ser a balón parado cuando se metiera de lleno en él. Una falta botada por Beñat la rozó Rubén Castro entre la cabeza y el hombro en las mismas barbas de Kameni. El canario rompió bien la línea y se aprovechó del paso atrás de Jesús Gámez, quien rompió cualquier atisbo de fuera de juego.

Otra jugada a balón parado, en esta ocasión un saque de esquina puesto en juego también por Beñat, sirvió a Dorado para ser el más listo dentro del barullo que se formó en el área malaguista. Con un 0-2, quizá excesivo para sus méritos, pero sin haber concedido ni regalado nada, se fue el Betis al vestuario.

En la reanudación se acentuaron esos roles. El Málaga fue aún más dominador y el Betis se abrigó aún más fiándolo todo al contraataque y a un Fabricio mandón siempre y muy seguro.

El asedio en los primeros minutos fue constante, pero el guardameta canario se mostró muy atento en un remate cercano de Duda que podría haber cambiado la suerte del encuentro, aunque también el Betis debió agrandar su ventaja si Jefferson Montero se hubiera mostrado algo más certero en dos pases fáciles y cantados sobre Jonathan Pereira y Rubén Castro que sólo el ecuatoriano es capaz de fallar y arruinar dos contraataques que hubieran dejado sentenciado el pleito.

Pero la lectura de Mel fue, como solía, maestra. El madrileño, que parecía haber olvidado mejorar a su equipo con los cambios, lo bordó. Primero dejó que Beñat se desfondara para dar entrada a Iriney y cerrar un mediocampo en el que Demichelis y Cazorla mandaban demasiado. Luego sacó de la cancha al ecuatoriano para que Juanma ayudara algo más a Nelson en la banda más inquieta. Y cuando Santa Cruz ya dijo basta, harto de bajar balonazos de Fabricio y de aguantar la pelota para cortar el flujo malaguista, retiró al paraguayo y dio entrada a Matilla.

Ya no pasó casi nada, pese a los apuros finales de este Betis, el de Mel, que nadie lo olvide, que nunca dejó de ser un equipo aunque lo pareciese y que se aferra a Primera cuando más cuesta arriba lo tenía.

Árbitro: Fernando Teixeira Vitienes H (cántabro). Muy meticuloso y perjudicando con la administración de las tarjetas al Betis.

Tarjetas: Amarillas Nacho (34'), Weligton (39'), Dorado (56'), Nelson (67') y Fabricio (69').

Goles 0-1 (39'') Rubén Castro. Falta desde el costado izquierdo que saca Beñat y el canario se adelanta a la zaga malaguista para peinar el balón ya muy cerca de Kameni. 0-2 (45') Dorado. Saque de esquina de Beñat y el cordobés coloca el balón con suavidad lejos del alcance de Kameni con calidad y son su pierna derecha tras varios intentos de despeje de los defensores rivales.

MOMENTOS CLAVE 51' Fabricio despeja un remate cercano de Duda, que falla. 78' Van Nistelrooy peina fuera un centro de Jesús Gámez. 86' Rondón, solo, cabecea fuera.

Incidencias: Partido de la trigésima jornada de Primera División, disputado en el estadio de La Rosaleda ante unos 26.000 espectadores, que casi llenaron el recinto. Llovió ligeramente al principio del partido.

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