LAS obras de la segunda línea del Metro de Sevilla son más improbables que la llegada de astronautas a Júpiter. El colapso presupuestario de las Administraciones es cada semana más abismal, ya no pueden disimular. A nadie le coge de sorpresa la confesión desde la Junta, al igual que el paso atrás del Gobierno central para demorarsine díe la SE-40. Les emplazo al 2025. Llegaremos antes a Marte que a Pino Montano.

El estado de emergencia no da coartada para cargarse la ética y la equidad. Tampoco desde el Ayuntamiento. La foto que miles de sevillanos aguardan de Zoido alcalde junto a los presidentes de Sevilla y Betis es la del pago de los millones de euros que ambos clubes le deben a la Hacienda local. La que a todos nos concierne, la que a todos ha de servir para cubrir necesidades. De ahí que considere reprobable montar una campaña publicitaria de la mano de Del Nido y Guillén (heredero de los impagos de Lopera) con el fin de promover que los hinchas luzcan bonobuses con el escudo de su equipo para ir a los partidos en transporte público y no en vehículo privado. Para ese viaje no hacen falta esas alforjas.

Si dicha escena rechinaba el miércoles, era puro escarnio ayer jueves cuando el Ayuntamiento anunció que no tiene más dinero este año para el bonobús solidario. Los 2,5 millones para ese capítulo ya se han gastado. Alegan que hay mucha picaresca en la utilización de la tarjeta. Sin duda que el abuso es considerable. Pero el equipo de Zoido ya lo sabía en su etapa de oposición, y ha dilapidado el ejercicio 2012 para cambiar el modelo de concesión y gestión de esa tarjeta. El freno a la expedición de más bonobuses de ese tipo confirma el viejo adagio de que pagan justos por pecadores.

Si Betis y Sevilla pagaran sus deudas (más de cuatro millones de euros), habría presupuesto para el doble de bonobuses solidarios durante todo un año, se beneficiarían más de 20.000 personas. Los ciudadanos no le dieron la mayoría absoluta a Zoido para ser débil con los fuertes y fuerte con los débiles.