TIRO de gracia al Betis, tal como se venía pidiendo desde Bilbao, desde ese club ejemplo de señorío que responde al nombre de Athletic Club, de Bilbao por supuesto. Que rece el Betis lo que sepa, pero que no se extrañe de lo que le está pasando cuando se da el sarcasmo de que el mejor argumento en su defensa lo dio José María del Nido y el más desmañado, el de la absurda comparación en la nota que leyeron los jugadores. Se han movido bien en Bilbao desde que el pobre Armando sufrió la agresión del imbécil gordito que el sábado por la noche contribuyó de forma decisiva a que apuñalen una vez más al Real Betis Balompié.

Se han movido estupendamente en Bilbao, pero lo han hecho con la ventaja habitual, la de contar con la incondicionalidad del hombre que maneja todavía los hilos de nuestro fútbol, Ángel Villar, personaje que sigue en la presidencia gracias, entre otros detalles, al voto del Betis. Dos partidos de cierre y, en un auténtico malabarismo legal, se crea el precedente de dar por acabado un partido que no ha terminado. Es gracias a la última normativa contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia por lo que se ha juzgado al Betis de forma tan severa, como en una especie de juicio sumarísimo sin posible vuelta atrás y para que se vaya cuanto antes a Segunda.

Lo han hecho de cine esos nobles vascos y al Betis le han hecho desde las alturas lo que sólo se le hace a los enemigos, aplicarle la Ley en su aspecto más riguroso. Dos partidos de clausura al campo y, lo más sangrante de todo, que el partido se dé por terminado y el Athletic se salve un año más. Se han movido tácticamente bien en Bilbao, han arrimado el ascua a su sardina y como saben que los de Herri Norte podrán seguir con sus bolas de acero y sus navajas con toda impunidad, ancha es Castilla. Pobre Betis, tan descabezado, vulnerable, desprotegido dentro y tan atacado desde fuera. Con decir que el mejor argumento en su favor salió del presidente del Sevilla...