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La esquina

josé / aguilar

Susana sólo mira a su izquierda

DOS o tres oportunidades ha tenido Susana Díaz para hacerse con el liderazgo de un PSOE que no levanta cabeza desde mayo de 2010 (caída del caballo de Zapatero con España al borde del rescate). No las aprovechó, en parte por su voluntad de consolidarse al frente de la Junta de Andalucía y en parte por su propósito de llegar a Madrid aclamada por el partido y sin necesidad de batirse con otros aspirantes.

Después del 26-J es probable que Susana disponga de un nuevo cartucho. El último y, además, el que le promete un botín menos apetitoso: un partido desmoralizado y una travesía del desierto prolongada. Casi no merecería la pena el empeño... salvo para una persona tan socialista y tan ambiciosa como ella. También es la ocasión en la que se enfrenta a mayores dificultades para lograr su legítimo objetivo.

Curiosamente, los obstáculos a su entronización no vienen esta vez de la competencia de otros barones territoriales. Por ese lado puede estar tranquila. No es previsible que de las elecciones de dentro de ocho días salga reforzado ningún dirigente con aspiraciones a ser el sucesor de Pedro Sánchez en el congreso que seguirá a su nuevo fracaso en las urnas, y menos en las federaciones más numerosas e influyentes (Madrid, Cataluña, Valencia, Euskadi).

Nada de eso. El enemigo de Susana Díaz en esta batalla interna es Susana Díaz. Sus propios resultados electorales, quiero decir. Para poder provocar la caída de Sánchez y hacerse con la Secretaría General socialista Susana necesita que los resultados del PSOE sean malos a nivel nacional y buenos en Andalucía. Lo primero está asegurado. ¿Y lo segundo? Toda la campaña de la presidenta de la Junta está centrada en evitar aquí el sorpasso de Unidos Podemos. Justificadamente, porque lo que IU aporta a la coalición con los podemitas es cierto tirón en el mundo rural y entre las clases bajas y de escaso nivel educativo: el caladero electoral más propicio al PSOE.

Todas las encuestas coinciden en que Unidos Podemos no es una amenaza para el PSOE andaluz, por más que Teresa Rodríguez se patee la comunidad con un mensaje izquierdista y se enoje en público con el urbanita Iglesias. Pero, cuidado, que el problema le puede venir a Susana por la derecha. El voto del PP andaluz está bien asentado y ya le ganó dos veces al PSOE. A ver si el sorpasso va a ser el de los populares... Y si pierde en su Andalucía, Susana está incapacitada para dirigir al PSOE federal.

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