TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

la ciudad y los días

Carlos Colón

Tiempo de esperanza

GRACIAS a los puentes tendidos por Suárez y Fraga, la derecha española ha abandonado hace tiempo sus viejos malos hábitos de espadones, pronunciamientos, golpes y dictaduras. Justo lo contrario del andar cangrejero de una parte considerable de la izquierda. PSOE e IU tienen hoy peores modos democráticos, además de más groseros, que en tiempos de González y Carrillo. Como ejemplo basta el botón del acto de ayer. La derecha escenificó un relevo democrático ejemplar, con un impecable discurso de investidura de Juan Ignacio Zoido. Austeridad, transparencia, eficacia, diálogo e ideas [de bienestar general] que no son patrimonio de unos pocos. Enfrente, Medrano saltándose el protocolo y apiolándose la Constitución para hacer una proclama republicana; y Torrijos y Espadas interviniendo en el primer turno con discursos de soberbia y mal perder. Espadas llegó a acusar a Zoido de no haber dignificado la política con su agria oposición. Será menos agrio decir que, si pudiera, el PP fusilaría a todos los socialistas, como hizo el miembro de su candidatura que Espadas ha nombrado portavoz adjunto del PSOE. Esto sí que es dignificar la política.

En la segunda ronda, Espadas estuvo más moderado y Torrijos, además de atribuirse todo lo que para él son éxitos del anterior mandato, reivindicó la lucha de clases. Juan Bueno, como portavoz del PP, insistió en la línea serena, integradora y respetuosa del nuevo alcalde. Cerró Zoido en su estilo dialogante, empeñando su palabra en trabajar por el interés general de los sevillanos a través de la colaboración de todos -ciudadanos y políticos, gobierno y oposición- en proyectos comunes. Estaban presentes los anteriores alcaldes de Sevilla; menos el saliente, que ha vivido una semana agitada: tras saltar a París para avalar la torre Pelli e intentar inaugurar en vano un paso soterrado no terminado, voló a Río de Janeiro para asistir al foro de las civilizaciones. Mucha civilización, pero poca educación.

Mientras tanto -antes, durante y después del acto-, los autollamados "indignados" abucheaban a los políticos elegidos por los ciudadanos, agitaban banderas inconstitucionales y gritaban consignas esperpénticas del tipo "Zoido escucha, el pueblo está en la lucha", arrogándose una representación que, al contrario de aquellos a quienes abucheaban, nadie les ha dado.

Justo en el momento en el que Zoido era proclamado alcalde repicó la Giralda anunciando la celebración de la vigilia de Pentecostés. También anunciaba, sin quererlo, que se abría un tiempo de esperanza, no para los populares y la derecha, sino para Sevilla.

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