TREMENDO. Que no quiero verlo, que no, que no quiero ni enterarme de lo que dicen las lenguas de doble filo que emiten los pronósticos meteorológicos de cara a la semana más grande del año. Que luego pasa lo que pasa, que ya se sabe que la Semana Santa tiene de forma casi habitual carácter de rogativa contra esa sequía tan pertinaz que tiene al río grande sequito por Córdoba. Antiguamente, el boca a boca de la previsión hablaba de lo que decían los americanos con sus satélites y su canesú. Que han dicho los americanos que hasta el Jueves Santo no hay peligro, que el anticiclón está anclado en todo lo alto del golfo, con perdón, y ancha es Castilla. Luego pasaba que a las Siete Palabras le cogía un chaparrón de no te menees a su vuelta por Hernando Colón. O lo que le pasó a Pasión, que le dijeron a las ocho que luz verde y adelante para que a las ocho y media le cayese la mundial. Ay, los pronósticos...
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