CUANDO ETA asesina, en las instituciones del Estado no hay excusa de festivos, fines de semana o vacaciones para representar con rapidez y unanimidad el apoyo a las víctimas y la defensa de los valores democráticos. No vale el Vuelva usted mañana que Larra glosó con dolor de español lúcido. El policía Eduardo Puelles no puede volver ni hoy ni mañana ni nunca más a su casa, asesinado por representar al Estado que por vez primera en el País Vasco tiene un lehendakari del PSOE y una presidenta del Parlamento del PP. No puede repetirse la confusión vivida en Sevilla (con alcalde del PSOE) y Granada (con alcalde del PP) sobre qué día y a qué hora se realizaba la concentración ante la puerta de los ayuntamientos. Otro borrón por falta de rigor, que queda aún más en evidencia tras la estremecedora alocución de la viuda de Puelles en Bilbao.

En la era de los teléfonos móviles, cuando es más fácil organizar y rectificar, es bochornosa la descoordinación entre la FEMP (presidida por el alcalde de Getafe) y la FAMP (con el alcalde de Dos Hermanas al frente), y el lío entre ésta y los consistorios. Lo peor es la excusa de un directivo de la FAMP acuciado tras verse el plantón: "En principio se barajó celebrar en Andalucía las concentraciones el lunes y no el sábado, como en el resto de España, porque los sábados no trabajan los funcionarios".

Estos actos tienen un valor simbólico que echamos en falta si no se hacen. Si la dignidad del pueblo andaluz puede ser pospuesta 48 horas porque hay políticos y funcionarios pensando más en la playa que en su obligación institucional, en qué manos estamos. Qué vergüenza.