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editorial

La Torre Cajasol y el respeto a la ley

LA polémica ciudadana generada por la Torre Casajol, el rascacielos que la entidad financiera de la que recibe su nombre está construyendo en el sur de la Isla de la Cartuja, parece haber llegado a un punto de no retorno después de que la Unesco haya decidido formalmente proponer a su comité una resolución que inscribe en el catálogo de monumentos en peligro las tres principales joyas patrimoniales de Sevilla: la Catedral, el Alcázar y el Archivo de Indias. Esta decisión, que se produce después de distintas advertencias previas ante las autoridades, especialmente el Ayuntamiento, culmina un sendero lleno de desencuentros entre los expertos que asesoran a este organismo internacional, los promotores y los responsables públicos. Ninguno de ellos ha sido capaz de encontrar un punto de consenso que permitiera la realización de este edificio singular sin perjudicar a la imagen exterior de Sevilla, que, obviamente, se verá afectada en sentido negativo si tal propuesta termina ratificándose. Es cierto que a Sevilla nada le conviene menos que ver su imagen turística en entredicho, pero también lo es que, en este asunto, hay otros elementos trascendentes a ponderar con idéntica intensidad. El principal es: ¿para evitar la reprobación de la Unesco debemos poner en cuestión el principio del respeto a la legalidad vigente y la seguridad jurídica? ¿Cómo podemos aspirar a atraer inversiones si no se respetan esos principios fundamentales? Parar ahora por la presión de la Unesco una obra que es legal implicaría saltarse la ley -e incurrir en un posible delito de prevaricación- al revocar una licencia concedida conforme a derecho. Un precio, acaso, demasiado alto en estos momentos de crisis. Urge que todas las partes concernidas, Ayuntamiento de Sevilla, Junta de Andalucía y Ministerio de Educación y Cultura trabajen en un acuerdo de mínimos para evitar la previsible sanción de la Unesco. En caso contrario, habría que reflexionar sobre qué perjuicio es menor para la ciudad. Y ser consecuente.

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