Crónica personal

Pilar Cernuda

Triunfalismo a tope

LE gusta sacar pecho y que asome la camiseta con la S de Superman. Sufrimos una grave crisis, reconoció, pero inmediatamente se refirió a que se vive en España "y en el mundo". Desde que admitió la crisis -le costó- la ha vinculado a la mundial, para dar a entender que él no es responsable de lo que ocurre. Que es evidente que no lo es, pero mientras otros países de nuestro entorno llevan más de un año tomando medidas porque venían mal dadas, él, Zapatero, no reconoció la crisis hasta después de las elecciones generales, y las medidas que ha tomado han sido cuestionadas, cuestionables y, desde luego, no efectivas hasta ahora. El número de parados en España es exactamente igual al de Alemania... país con el doble de habitantes.

Por tanto, es inaudito que Zapatero se mantenga en el triunfalismo al que nos tiene acostumbrados desde hace más de cuatro años. Como es inaudito que en su rueda de prensa de este fin de año ponga tanto acento en que las entidades bancarias van a ayudar a las empresas. No lo han hecho hasta ahora, y eso que el Gobierno anunció hace más de dos meses las líneas de dinero destinado a los bancos para que a su vez las destinaran a facilitar el crédito a empresas y a personas físicas. Si hay que fiarse de que sean los bancos quienes saquen a los españoles de apuros, vamos dados. No hay día en el que no cierren varias empresas pequeñas y medianas porque los bancos no les amplían la línea de crédito. Como no hay día en que docenas de ciudadanos renuncien a las VPO que les habían adjudicado porque no consiguen el crédito hipotecario, o que se vean obligados a deshacerse de sus viviendas porque los bancos se muestran implacables cuando ven que no pueden pagar las hipotecas. Por eso, el triunfalismo de Zapatero es irritante.

En su rueda de prensa, ha incrementado el salario mínimo un 4%. Excelente noticia. Pero resulta que el Ejecutivo había previsto que fuera de poco más del 3%. ¿Está el Estado preparado para hacer frente a esa subida? ¿Ocurrirá lo mismo que con los famosos 400 euros, que no ayudaron en nada pero vaciaron las arcas del Estado? Mal que le pese a Zapatero, la desconfianza hacia algunas de sus ideas se ha asentado proque, con el tiempo, se ha demostrado que algunas de las más brillantes han sido un desastre.

No concretó su modelo de financiación autonómica, ni especificó qué quería decir con que el 2009 iba a ser un año difícil pero que se iba a fortalecer la política social. ¿Qué política? La Ley de Dependencia está manga por hombro, el dinero para su aplicación es ridículo y no cumple las expectativas mínimas, y en las bases para acceder a las prestaciones se dedican más líneas a definir el tamaño del cartel "Gobierno de España" de los centros que especificar qué tipo de material debe instalarse en ellos. Porque resulta que el Gobierno no financia ese material, sólo el edificio.

Es decir, que no están las cosas como para presumir de que el Gobierno lo hace bien. Ojalá.

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