INDUDABLEMENTE, lo del segundo domingo de agosto en la plaza de El Puerto es un acontecimiento social. Quien no esté el 10 en el coso portuense será una especie de desheredado en esta sociedad consumista y de adoración al becerro de oro. Es el no va más, una especie de choque de trenes que todos queremos ver en primera fila y, sobre todo, de primera mano, sin tener que esperar a que alguien nos lo cuente. José Tomás y Morante mirándose de reojo en la puerta de cuadrillas es un espectáculo que promete pasión y que acarrea una sobredosis de morbo. El torero más valiente y el torero más artista frente a frente. Las dos virtudes principales de un torero, el valor y el arte, se citan en una plaza que no se llena nunca, pero que se ha quedado insuficiente para la ocasión. Valor y arte, sin lo primero es imposible lo segundo, todo bajo el común denominador de una personalidad incuestionable. Quien no ha visto toros en El Puerto...