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Y a usted, ¿le atienden?

Pedro Caballero- Infante / Caballeroinf@ Hotmail.com

Velatorio

HA muerto Luis el ciego. Este personaje ha formado parte afectiva en la vida de Don José. Era hijo de Dolores, una vieja cocinera de la abuela del boticario a cuya casa acudía diariamente a comer y en donde conoció al pequeño Pepito.

Luis vivió, al cabo de sus días, con cierto desahogo, ya que el boticario consiguió que percibiera una pensión de la Once cuando ya su ceguera era total. También logró que ingresase en la Residencia de Ancianos del barrio, donde vivió activamente sus últimos años.

Lo de activamente es así, ya que a pesar de la ceguera y edad su agilidad era encomiable. Su amigo íntimo era Paquito, el sacristán de la parroquia. Esta amistad estaba cimentada en la actividad musical de Luis que, en sus últimos años, ejerció de organista de la Iglesia a pesar de que no salía de tres o cuatro partituras memorizadas lo que daba pie para que Paquito lo picase:

-Luí, esta piesa está más tocá quer tígito.

A pesar de estas pullas, la pareja no podía vivir sin compartir diariamente sus dos o tres tintitos y reforzar su cariño demostrado ayer por Paquito que, llorando, le decía al boticario:

-Don José que se nos va. Ya le han dao er santolio.

La última faena que le ha jugado Luis ha sido dejarlo como albacea de una postrera voluntad. Una nota aparecida en un bolsillo de su pijama acompañaba al carné de donante del cuerpo para prácticas anatómicas.

El velatorio ha sido esa mezcla tan humana de tristeza suavemente edulcorada con los terrones de la alegría que aporta el sinfín de anécdotas del difunto. Venancio, otro viejo amigo, se enjuga las lágrimas de unos ojos secos, mientras dice.

-En la guerra, que la hisimo junto, con la nesesiá nos bebíamo hasta er gulimoji y las gamoesa verde.

Luis era una auténtica antología de dichos costumbristas. Al boticario le decía:

-¡Niño, ere mejón que un médico! ¿Tú no ha visto ahora a todos esos muchachito con la gomilla saliendo der borsillo de la bata que paesen que van enchufao a una batería, que te disen: ¿Cómo va eso agüelo? ¡La mare que los parió!

El boticario, con esto, rememora como lo defendió, y por ende a la clase farmacéutica, ante una joven médica que quiso corregir un consejo dado por su Pepito.

-Mire usté señorita. Yo desde que ma enterao que de un tiempo a esta parte los que estudian medesina jasen prástica con muñeco de pástico, no quiero ná má que médico viejo. ¡Vamo... que ante de que abran la boca les pregunto de qué cosecha son... como los vino!

Cuando le estaban dando sepultura el boticario, visiblemente emocionado, recordaba lo que le respondió, en su agudeza, cuando le dio largas sobre un fatídico análisis:

-Pepito... ¡hasta notisia sierta pestaña enjuta!

GLOSARIO

Tígito: Te igitur. Por alusión a la página del misal, en la que consta, muy rozada por el oficiante en la misa.

Santolio: Santos Óleos que se administran con el Sacramento de la Extremaunción

Gulimoji: Restos del gazpacho (en algunas regiones occidentales de Andalucía)

Gamoesa: Manzana

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