SIEMPRE he pensado que a la gente de mi generación, ante esta fecha, lo primero que nos viene a la cabeza de inmediato es el golpe de Estado de 1981. Recuerdo que entre las cinco y las seis de la tarde un amigo nos dio la increíble noticia: el teniente coronel Tejero ha tomado el Congreso de los Diputados. Para entonces tanto en la televisión como en la radio sólo se podía oír música clásica. Pronto amigos del barrio empezaron a llegar a casa y nos apiñamos en torno a una potente radio Grundig comprada años antes por Jimmy cuando iba con los jesuitas a Alemania, a la fábrica Bayer. A través de Radio España Independiente y emisoras de otros países nos enterábamos de lo que estaba pasando. Ni que decir tiene que todos los reunidos estábamos muertos de miedo y algunos con las maletas preparadas por si acaso. Afortunadamente, de madrugada compareció el rey Juan Carlos dando un mensaje de apoyo a la democracia y al orden constitucional que le valió el reconocimiento y cariño del pueblo español durante muchos años. Las aguas no volvieron a su cauce de la noche a la mañana pero el tsunami había pasado. Ese fue quizás el día más largo de nuestras vidas. Para quienes lo fue con toda seguridad es para los diputados de los distintos partidos que tal día como hoy, hace 34 años en la Carrera de San Jerónimo, protagonizaron un singular vía crucis.

Hoy, pasados varios lustros, en Sevilla se celebra el Vía Crucis del Consejo con el hermoso Cristo de la Humildad y Paciencia de la Hermandad de la Cena, preámbulo de nuestra Semana Santa que incluso se celebró en 1981, se celebra este año y se celebrará en los venideros, porque no es nada fácil suprimir las tradiciones que forman parte de la cultura y de los sentimientos de una gran mayoría de ciudadanos.

Por cierto, anoche unos extranjeros me preguntaron cómo llegar a la iglesia de los Terceros. Los pelos se me pusieron como escarpias. Habemus turismo de cuaresma.