SOBREDOSIS a la vista, si no quieres caldo, tres tazas, tres. Es lo que el bombo suizo ha deparado para el más inmediato de los futuros. El Sevilla y el Villarreal dirimirán octavos de la Liga Europa para, con la resaca en ebullición, cubrir turno liguero en El Madrigal. Esto último será en un Domingo de Pasión que llega cargado de acontecimientos y que puede ser determinante de cara a los balances definitivos de la competición doméstica.

Yendo por orden no cabe otra salida que espolvorear piropos sobre la tropa de Unai por su demostración de competitividad recitada en Mönchengladbach. Recital de pragmatismo que tuvo en Vitolo a su principal muñidor. Excepcionales goles del canario que posibilitaron la supervivencia del Sevilla en su competición favorita. Una vez más, triunfo clamoroso de un entrenador que tiene la rara cualidad de que cada contratiempo lo soluciona de forma inmediata.

Tras esa disertación en Borussia Park, nuevamente al bombo suizo y, como en el curso anterior, emparejamiento con un compatriota. Si entonces, el Sevilla salió de Heliópolis disparado hacia la gran fiesta de Turín; en esta ocasión, otro español enfrente para dilucidar unos ilusionantes octavos de final. El trance, aunque pudo ser peor, no es una perita en dulce, pues el Villarreal está manteniéndole al Sevilla con firmeza el pulso en la zona noble de la Liga.

Había en el bombo rivales más presuntamente peligrosos, pero no conviene echar en saco roto el precedente del partido de Liga. Aquel día remontó el Sevilla sobre la última campana y, también aquel día, se mostró el equipo de La Plana muy superior. Es, por tanto, una eliminatoria complicada entre dos filosofías de juego muy diferentes. Y por si fuera poco, tres días después de que se cierre la cosa habrá el Sevilla de rendir visita liguera. Lo dicho, si no quieres caldo...