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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

Ojo de pez

pablo Bujalance

We are the world

PASAN los años, pasan las crisis, y el PP se sigue complicando la vida a la hora de ganarse las simpatías de la porción del electorado andaluz que necesitaría para gobernar la comunidad. Después de que varios de sus portavoces hayan incidido en los últimos años en el supuesto analfabetismo de los escolares más abajo de Pozoblanco, ahora es el diputado por Almería Rafael Hernando el que compara a Andalucía con Etiopía a cuenta del compromiso de la Junta de garantizar tres comidas diarias a los alumnos. Se trata, ciertamente, de una barrabasada de órdago. No se puede someter la emergencia social a la imagen que proyecta un territorio aniquilando precisamente las aspiraciones en cuanto a esa misma imagen. Desde el año pasado, distintas organizaciones vienen alertando de que la población de menores en riesgo de exclusión social en Andalucía es ya demasiada, tal y como ocurre en Portugal y en otros países del sur de Europa. Si comparar el caso con Etiopía es todo lo que se le ocurre decir al PP, le convendría mejor no decir nada. O preocuparse menos y ocuparse más. La pena es que ya ni siquiera puede venir Michael Jackson a Marbella a cantarnos We are the world.

Lo más grave, no obstante, es que semejante torpeza política (el comentario parece hecho en un bingo, pero así es Twitter) termina empañando la dimensión real del asunto. En menos de tres años, la Junta ha pasado de suministrar a los escolares andaluces un ordenador portátil por cada pupitre a garantizarles tres comidas diarias. Es decir, la previsión no ha podido ser más nefasta. Y ya los ordenadores y las pizarras digitales se prometieron cuando no pocos estudiantes andaluces, especialmente en el interior de la región, tenían serias dificultades para llegar a sus colegios e institutos, sobre todo en invierno, con carreteras invariablemente cortadas y accesos impracticables. Ahora ocurre que esas mismas dificultades persisten, pero los visionarios de la Consejería de Educación se limitaron en su día a informar a los padres de lo que cuesta a las arcas autonómicas el transporte escolar (como si lo pagaran ellos) y muchos de esos padres se han quedado en el paro; entre otros motivos, porque ya sabemos lo que la Junta adeuda a autónomos y proveedores.

Claro que hay que garantizar tres platos de comida a los niños que no los tienen. Y si alguien habla de Etiopía, peor para él. Pero culpar sólo al Gobierno de Rajoy de esta situación es, además de mentir, algo muy triste. Nadie parece tener ánimo de rectificar.

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