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LAS EMPINADAS CUESTAS

Amparo Rubiales

Si no es ahora, ¿cúando?

ASÍ se llama el manifiesto de las mujeres italianas convocando una manifestación el pasado 11 de diciembre, realizada con enorme éxito en muchas de sus ciudades. Reivindican dignidad y respeto; hacen un hermoso llamamiento a todas las mujeres que no han perdido su coraje ni sus ganas de ser ni la esperanza de salir de estos años de fango; lo dirigen a las mujeres singulares y plurales, diversas unas de otras, hermanas, compañeras, amigas, hijas y madres, para que todas unidas sean una fuerza que empiece a ser tenida en cuenta; por cuantas somos y por cómo somos; conciliamos afectos y trabajo, cuidados y responsabilidades, libertad y sentido del deber.

Hay que salir de la crisis económica, que también es política e institucional, una crisis moral; queremos, dicen, estar en Europa y trabajar por un auténtico gobierno político, para lograr que la política esté vinculada a las necesidades verdaderas de hombres y mujeres; democracia quiere decir estar juntos en el gobierno, para ser capaces de contribuir con nuestras vidas diferentes; los bancos, las fábricas, las instituciones, las fundaciones, la universidad también tienen que ser democráticas.

Cuando nos pidan el voto no lo daremos ni por simpatía ni por ideología, sino sólo a partir de programas concretos y de la certeza del compromiso del 50% de mujeres en el gobierno; no es una cuota para tutelar a las mujeres, sino un medio para lograr un país más vivible y equilibrado, más honesto y verdadero: hombres que habéis sido amigos, añaden, nuestra fuerza es también la vuestra; un país sin la voz de las mujeres es un país que acabará mal, será una sociedad triste y lenta, injusta, inmóvil, vulgar y mentirosa; conocemos mejor que los hombres lo difícil que es vivir hoy en día, lo difícil que es trabajar, traer niños al mundo, educar, lo difícil que es ser joven y ser viejo; hemos aprendido en la fatigosa y a menudo terrible belleza de la vida de las mujeres; nuestra historia nos enseña que de nada sirve lamentarse; no nos vale esta sociedad equilibrista y funámbula que hemos inventado, al margen del Estado, para poder vivir decentemente; la sociedad civil son más mujeres que hombres.

Me dan hecho el artículo con su manifiesto, que resumo mucho, pero que expresa lo que las mujeres, y hombres, de buena voluntad, de cualquier lugar del mundo, raza, sexo o religión suscribirían.

Y en esta Europa, "patrimonio democrático de la humanidad", nos "manda" una mujer, sin sensibilidad ni para buscar equilibrios entre contención del déficit y necesidad de crecimiento. No basta con ser mujer; también Cospedal, con sus recortes a las casas de acogida, lo demuestra.

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