la tribuna económica

Gumersindo / Ruiz /

Y ahora, ¿qué?

DEBE ser terrible para un político tomar las medidas que razonablemente sugiere la teoría, parecen lógicas, y es posible llevar a la práctica, y encontrarse que no surten el efecto previsto. Y, peor aún, que ni siquiera logran un momento de inercia que permita arrancar la maquinaria de la economía. Los bancos se han ido recapitalizando, fusionando, desprendiendo de activos y cambiando pasivos, pero el crédito no va a la pequeña y mediana empresa.

El BCE ha puesto 500.000 millones de euros a disposición de la banca, a un interés de alrededor del 1% y a un plazo de tres años; buena parte era para refinanciar préstamos anteriores, pero unos 190.000 millones es dinero nuevo; ha bajado el coeficiente de caja, añadiendo unos 100.000 millones; acepta como garantías casi cualquier tipo de activo, y puede actuar como agente del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Han accedido a esta subasta unos 500 bancos del área del euro, de los más de 1.000 que han ido hasta ahora al BCE; los bancos españoles han podido obtener un significativo 20% de la cifra total. ¿Por qué es tan difícil entonces retomar el crédito para empresas y particulares solventes?, ¿qué más hay que hacer?

Quizás el único economista vivo capaz de entender lo que está ocurriendo, y con poder para actuar, es Ben Bernanke, el presidente de la Reserva Federal norteamericana, quien desde el primer momento viene actuando de manera impasible, comprando masivamente deuda con garantía hipotecaria, proporcionando liquidez ilimitada, reduciendo el coeficiente de liquidez, y oponiéndose a cualquier medida tipo Basilea que sea restrictiva y opere contra la capacidad de los bancos para dar crédito precisamente en el momento que más falta hace. Porque, a nivel global, el riesgo no está en dar crédito sino en no darlo y que la economía sufra un encogimiento de crédito. Por otra parte, la demanda de crédito se ha retraído por parte de las empresas, sobre todo de las grandes, que no abordan proyectos de inversión. La débil demanda de consumo y un cierto cansancio hará que continúe la reducción de demanda de crédito por parte de las empresas.

Estados Unidos era la economía con más problemas, tenía todo lo malo posible: vivienda, bancos, caída del consumo, paro, déficit público y exterior. Ante esta situación la figura de Bernanke destaca por su fortaleza: un académico conservador, que viene de la era Bush, y es capaz de ver que sólo yendo exactamente contra los problemas pueden darle la vuelta a una economía que va al desastre. En el sector financiero hay que favorecer todo lo que desde el sector público o privado ayude al crédito: los ayuntamientos deberían pedir crédito al ICO y someterse a su control financiero; el crédito público debe tener un papel destacado, como lo está teniendo en Francia y Alemania (esto ocurre en la mayoría de los países; no olvidemos que China obligó a los bancos, hace ya casi dos años, a dar unos 500.000 millones de dólares a las pymes), y las condiciones para las entidades financieras deben temporalmente relajarse (valoraciones, capital en correspondencia con préstamos a pymes) siempre que se vinculen a la concesión de crédito.

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