Crónica personal

Pilar / cernuda /

¿Hay alguien ahí?

LA frase que da pie a un chiste sobradamente conocido se escucha con frecuencia en la calle en los últimos tiempos: ¿Hay alguien ahí, hay alguien más aparte de los que vemos todos los días en los medios de comunicación? ¿Hay personajes en política que valgan la pena?

La desazón ante el retraso para salir de la crisis, el paro galopante, y la escasa capacidad de Rajoy para transmitir seguridad y confianza en el futuro -se equivoca al esquivar el contacto con la gente, un presidente no puede parecer ajeno a todo aislado en una burbuja-, ha provocado que millones de españoles se pregunten si hay recambio a estos políticos que decepcionan tanto. Ni Rajoy ha cumplido con las expectativas puestas en él, ni Rubalcaba aparece como el necesario gran líder de la oposición. Ni siquiera son capaces de poner orden en sus respectivos partidos e imponer su autoridad, elemento fundamental cuando un país está desesperanzado y suplica que se le den referencias para confiar en que están en buenas manos.

Pues sí, hay gente válida en PP y PSOE, que son los dos partidos que ahora mismo tienen posibilidad de gobernar. Lo que ocurre es que ante tanta mediocridad, cuando aparece alguien con ciertas luces ya parece que se trata de un genio, de un estratega, de un estadista. Y nos merecemos más que "ciertas luces". Ha pasado el tiempo de los políticos que trabajaban seriamente por y para España, que contaban con experiencia e impulso, que no escatimaban esfuerzos para pelear por lo que consideraban bueno para el país. Se comprende por tanto que cuando se mencionan algunos de los nombres a los que se considera protagonistas del futuro, millones de ciudadanos prefieran mirar hacia atrás con la esperanza de que regresen a primera línea algunos de los que pasaron a segundo plano.

Aznar tiene mucho en contra, pero en estos momentos se ha convertido en un referente para un amplio sector del centro derecha. Muchos sueñan con su regreso a pesar de su arrogancia y a pesar de Iraq, porque prefieren su rigor a la aparente apatía de Rajoy, tan volcado en la política europea que ha olvidado un flanco básico en el buen político: hacer suyos los problemas de los ciudadanos, transmitir su proximidad.

Y también se menciona últimamente a Felipe González, que acaba de condenar el escrache -que apoya el PSOE- y cuenta que hace poco tiempo estuvo a punto de caer en la tentación de marcharse lejos de España, pero no lo ha hecho porque "es el momento de darle a la máquina de pensar y proponer cosas".

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