DECIDIDAMENTE, entre los vociferantes antitaurinos se embosca mucho maleducado que aprovecha el momento para dar rienda suelta a sus instintos, a sus modos y a sus formas. Aprovechando que el Ter pasa por Girona, antes Gerona, esas mesnadas que andan dislocadas con la prohibición van haciendo de las suyas alrededor de todo lo que huela a la Fiesta Nacional de España y así como han pintarrajeado la fachada de ese monumento arquitectónico que es la Monumental de Barcelona atentan contra taquillas, mobiliario y contra todo lo que se les pone por delante. En una explosión de barbarie, esos amantes tan cariñosos de los animales, no de todos, se comportan como auténticos animales que no terminan de comprender que la libertad de una persona termina donde empieza la del prójimo más próximo. Y esos comportamientos revelan que, como preveíamos, el animal es lo que menos les importa.