La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El año jubilar 'Vértigo'

Aunque el estreno mundial fue en mayo de 1958, a Sevilla no llegó hasta noviembre 1959

No quiero que entre unas cosas y otras se me vaya mayo sin recordar el aniversario de Vértigo, que ha cumplido 60 años no solo sin que se le note una arruga, sino rejuveneciéndose hasta alcanzar esa eterna juventud, esa inagotable capacidad para sorprender, enseñar y producir placer y esa intemporalidad que hace a una obra coetánea de todas las generaciones: las cualidades de los clásicos. La crítica americana la ignoró, lo que cabreó a los jóvenes críticos de Cahiers du cinema que la festejaron como una obra maestra. En su célebre artículo La hélice y la idea, publicado en marzo del 59, Rohmer escribió: "El esoterismo de Vértigo produjo repulsión en los EEUU. En contrapartida, la crítica francesa parece haberle deparado un cálido recibimiento. Vemos así a Hitchcock colocado por nuestros colegas en el lugar que nosotros siempre le habíamos asignado. Y nos vemos de pronto privados de la agradable tarea de salir en su defensa... Hitch es lo bastante ilustre como para que no haya derecho a compararlo más que consigo mismo". El tiempo les dio la razón y hoy Vértigo figura entre las diez mejores películas de la historia del cine.

No importa que haya pasado la fecha de su primera proyección en el Stage Door Theater de San Francisco, el 9 de mayo de 1958, porque en España y en Sevilla el año jubilar Vértigo será 2019 (no se olvide que jubileo viene de iubileum: expresión de gozo, alegría y alabanza). A España llegó en septiembre de 1959, presentada en el Festival de San Sebastián, donde obtuvo la Concha de Plata al mejor director. En Sevilla la estrenó el Imperial (q.e.p.d.) el 20 de noviembre de 1959. La publicidad resaltaba sin desvelar la trama: "con la guapísima Kim Novak en un doble y difícil papel". Estuvo un mes en cartel. Sus compañeros de cartelera más famosos aquel noviembre fueron Las aventuras de Quintin Durward en el Coliseo, Molokai en Los Remedios, El diario de Ana Frank en el Llorens y ¡Quiero vivir! en el Palacio Central.

Alguna institución o exhibidor deberían sacarla en salida extraordinaria, ya que los sevillanos somos tan dados a ellas, proyectándola en pantalla grande (propongo el Cervantes, único cine de verdad que nos queda) para que las nuevas generaciones la puedan ver en su formato original de VistaVisión. En cine, el tamaño sí importa, y mucho. Una película no se ve de verdad hasta que se disfruta en una sala de cine.

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