ANDALUCÍA ve en directo los debates de las elecciones generales y en diferido los dedicados a sus propios comicios. Andalucía es diferente porque en su Parlamento no era posible el cuadrangular de anoche, dado que los rivales de Chaves no estaban representados. Enorme ventaja durante toda la legislatura para el gobernante. Y aún vamos a ser más diferentes dentro de la España plural si el cara a cara Chaves-Arenas se emite el próximo domingo, cuando la población está entre el asueto, el carrusel del fútbol televisivo o radiado, los chistes de Aida y el concurso Tienes talento. No será récord de audiencia como Se llama copla. En España, los debates siempre han sido en días laborables. Aquí estamos a punto de inventar un formato dominical para que lo vea menos gente. Así llegamos al 28-F, 28 años después del espíritu primigenio. Ahora más en función de Arrayán y tapando el nuevo Estatuto.

El tres contra uno favorece que la sucesión de intervenciones de Arenas (el mejor orador de la noche), Valderas (más convincente que otras veces) y Álvarez (estimable pero demasiado tranquilo) acumularan tal cantidad de datos desfavorables sobre el atraso de la realidad andaluza, en la comparación con los indicadores españoles, que Chaves no tenía bazas suficientes de modernidad para salir indemne del entuerto. Hasta el punto de que cometió un error de bulto al proclamar que él no necesita la autocrítica porque ya para eso están las críticas de la oposición. Es el favorito para ganar y prolongar su plusmarca al frente de la Junta. Pero no puede prescindir de la autocrítica como compañera de viaje.