la ciudad y los días

Carlos Colón

De babas y bilis

ES revelador que quienes se tienen por adalides de una Sevilla abierta, plural y progresista tengan la paciencia de leer las informaciones sobre Semana Santa (u otras fiestas populares o tradicionales) y el tiempo para poner como los trapos a quienes las viven y disfrutan. Quien no es aficionado a la música no lee las críticas musicales y mucho menos se mete en las páginas de crítica musical para insultar a los aficionados. Lo mismo puede decirse de las informaciones deportivas, literarias o artísticas. ¿Será porque estas fiestas tienen una presencia pública y un peso social abusivo? No lo creo. La presencia pública y el peso social de algunos deportes, algunos entretenimientos audiovisuales o algunas modas es, sin comparación, más abusiva, inductiva e impregnativa; y no es lo habitual que a quienes no les interesa, o hasta les irrita, se tomen la molestia de leer lo que sobre ellas se escribe y mucho menos la de insultar a quienes se apasionan o se dejan entretener por estas cosas.

Sin embargo la Semana Santa, la Feria, el Rocío y otras manifestaciones suscitan un interés entre aquellos a los que no les interesa, provoca unos cabreos entre quienes debería dejar indiferentes y extrae unas groseras bilis de las entrañas de sujetos a los que nada les va o les viene en ello, que todo apunta -además de a la mala educación y la ignorancia- a hondos prejuicios ideológicos, irracionales aversiones y agresivas intolerancias. Por eso las reacciones más estéril y estúpidamente groseras se vuelcan con la Semana Santa y el Rocío. Aquí es el viejo odio a la religión el que estalla con una virulencia que, menos mal, de momento no pasa de las palabras (eso sí: insultantes). Odiar lo que no gusta, insultar lo que no se comparte, no tolerar la diversidad ni la diferencia, no respetar los gustos, aficiones o devociones de los otros -cuando éstas no agreden a nadie ni representan valores anticonstitucionales o negativos- es una señal de déficit democrático.

Han salido de nazareno o disfrutado viendo el discurrir de los pasos (pocos, este año), van desde ayer a los toros, irán la semana que viene a la Feria y dentro de cincuenta días peregrinarán al Rocío médicos, profesores, ingenieros, matemáticos, biólogos, periodistas, arquitectos, pintores, escritores, filósofos, empresarios, economistas, intelectuales, jueces o químicos que se pasan el año en sus despachos, laboratorios, consultas, facultades, estudios o quirófanos haciendo mejor esta Sevilla que afortunadamente abarca muchas Sevillas distintas pero no opuestas, diferentes pero no enfrentadas.

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