Nuevo parón y tan inoportuno como siempre el que sufre la Liga. Sin embargo, éste tiene de agradable el hecho de que no interfiere en el Domingo de Ramos a fin de no perder comba desde ver a la Virgen de la Paz por el Parque hasta esas dos opciones que son estar con la Estrella en el Puente o con la Amargura en la Alameda. Y así como proliferan los espacios libres de humo, este año nos encontramos con un Domingo de Ramos libre de fútbol.

Pero aun con dicho alivio, estos parones incordian al aficionado, inmerso que está en lo que está y que tanto perturba a la velocidad de crucero de la competición. Dicho lo cual, la pregunta es la de cómo le llega el parón a los nuestros. ¿De manera positiva o negativa? Podría decirse que al Betis, inmerso en una buena racha de resultados, puede perjudicarle por lo que pueda interrumpir, pero tampoco creo que le venga muy mal para la recuperación, sobre todo, de lesionados.

Y al Sevilla, ¿cómo le viene al Sevilla este parón? Pues creo que estupendamente, más que nada porque da tiempo a recuperar fuerzas de cara al demoníaco abril y parte de mayo que aguarda. Mirar lo que el Sevilla tiene por delante, con Bayern y Barça en sobredosis, Real Madrid y derbi se ve mejor con estos días de asueto. Unos días para recuperar fuerzas, pero también para ordenar ideas y aclarar cómo se puede pasar de la cima de Old Trafford a la sima de Butarque.

El fútbol tiene estos entresijos y se da con frecuencia que el campo de polvareda sea lo peor que un equipo puede encontrarse tras un campanazo como el de Manchester. Todo eso puede ver la luz y encontrar el remedio con estos días de laboratorio que propicia el fútbol de selecciones. ¿Bueno o malo, positivo o negativo? Quién sabe eso y la verdad del cuento es que estos parones que interrumpen las competiciones tiene tanto de posible bálsamo como de chino en el zapato.