EL Juego de las Previsiones. Nuevo entretenimiento, con las cartas sobre la mesa. Aprenda a distraerse con las cifras de la macroeconomía que auguran los organismos internacionales, las entidades financieras y los gobiernos. Comparta la ficción de tener el mundo bajo control, y pasárselo igual de bien que los autores de estimaciones que no se cumplen y de compromisos que no se alcanzan. Pruebe a descontar una décima de PIB, tres décimas de IPC, dos puntos de déficit, uno de tipo de interés, cincuenta de prima de riesgo y otras variables del juego de los pronósticos. Una experiencia que enseña a dar por hecho con indiferencia que en España se van a quedar sin trabajo más de 500.000 personas. Convertidas en una cifra, sus vidas son insignificantes. Un estorbo para cuadrar los presupuestos.

No obstante, si le aburre este juego de mesa, se puede descambiar por otro de previsiones más facilonas. Del tipo: ¿Pasará muchas fatigas Francisco Luzón con su pensión de 55,9 millones de euros tras acogerse a la prejubilación voluntaria en la dirección del Banco Santander? Está la mar de agobiado por la gran cantidad de depositantes que están sin blanca y que se resisten a ser desahuciados. Gentes que no contribuyen a subir el precio de las acciones y con los que Luzón, haciendo gala de ejemplaridad, no está dispuesto a compartir su paguita.

Y el no va más para fardar ante sus invitados de estar a la última es el juego de calcular cuántos vecinos se han fiado del director de sucursal bancaria para comprar participaciones preferentes, convirtiendo sus ahorros en dinero del banco. Pensaban que era como un depósito típico de renta fija y ahora descubren que les han embaucado, pues no pueden disponer de esos fondos y tienen que convertirlos en acciones o bonos, a costa de perder dinero. Los bancos necesitan quitarse el lastre de las participaciones preferentes para cumplir las exigencias sobre su capital básico, y mandan al cuerno las previsiones de sus confiados clientes.