IMPAGABLE labor la que está llevando a cabo un puñado de béticos agrupados bajo el título de Por Nuestro Betis. Son cada vez más numerosos, pero cuando empezaron cabían en una berlina y fueron la locomotora de un convoy al que luego se engancharon otras agrupaciones de béticos. Y tras haber sido capaces de agruparse para organizar el principio del fin de una situación ominosa, ahora acaban de ayudar a asestarle un golpe que debería ser definitivo para los que continúan manchando el nombre del Real Betis Balompié. Impagable, por tanto, lo que ese grupo de béticos cada día más numeroso está haciendo por la regeneración del club.

Talibanismo de algunos de sus componentes al margen, PNB está coadyuvando a que el futuro del Betis se vea más claro y, desde luego, lo que ha sido un hallazgo fantástico para la causa es el administrador judicial Juan Manuel Gómez Porrúa. De la implicación de este profesional en esta tarea de ir a la regeneración del club hablan y no acaban los que le tratan a diario. Pero ahora que el principio del fin de la okupación está a la vista, ahora que un Juzgado de lo Mercantil ha tomado cartas en el asunto para urgir la celebración de la Junta General salvadora convendría que ese sector talibán dejase su persecución de brujas en bien de la buena marcha de la cosa.

Está no sólo el futuro sino también el presente del Real Betis Balompié en juego, el enemigo es el que es y procede un frente común en el que no caben protagonismos absurdos. Convendría aclararle a ciertos aprendices de talibán cuáles son las trincheras, cuál es el enemigo y quién el amigo que quiere lo mismo que él, el bien del Real Betis Balompié. Ahora con la decisión del Juzgado Mercantil número 1, el amanecer del Betis está más cerca, incluso puede verse en un horizonte no muy lejano, conque déjense de protagonismos y de descalificaciones, que eso es más propio de mediocres que de béticos y que el frente común se hace indispensable para el triunfo.