EN el municipio de Los Palacios, de donde es natural un magnífico profesor, Manuel Bernal, autor de Mártires de la tiza, un libro de sumo interés por lo que desvela de las vidas cruzadas entre alumnos, docentes y padres en la depauperada enseñanza obligatoria, aún se sufren los efectos de la descarriada noche protagonizada hace una semana por 26 jóvenes que se drogaron con cocaína adulterada más de lo habitual. La hospitalización de tantos no ha pasado inadvertida para el común del vecindario, ni para sus compañeros de aula o de faena. Han salido del armario del cachondo sábado noche.

El suceso ha tenido mucha relevancia, y en los foros de internet en los que conversan más jóvenes se escribe con profusión sobre Los 26, y por desgracia con exceso de sorna, mofándose de ellos porque les han engañado con cocaína mezclada no sólo con talco sino incluso con tóner de fotocopiadora. A nosotros no nos hubiera pasado, es lo que impera en esas webs, que, para nuestra desdicha, denotan por qué España es el país donde más ha crecido el consumo de cocaína. Porque es un estupefaciente aceptado socialmente.

Lo que el polvo blanco ha unido, que no lo separe nadie. Animo a Proyecto Hombre, con Francisco Herrera del Pueyo impulsando su labor asistencial y a Antonio Fragero recabando recursos desde el patronato, a que capten para la causa a los 26 jovenes de Los Palacios. Ahora que están de moda los calendarios en los que gente anónima posa para publicitar buenas ideas y financiar proyectos bien intencionados, nadie mejor que Los 26 para dar la cara ante la droga en los colegios e institutos de toda la provincia de Sevilla, con un NO tan grande como las urgencias del Hospital de Valme donde les salvaron de la intoxicación. Con un SÍ igual de grande a probar los efectos del polvo blanco de la tiza cuando es utilizada para enseñar bien, como hacen su paisano Manuel Bernal y otros mártires del compás educativo.