En caliente

¿No es calentura echar a los inmigrantes a la calle con insinuaciones, en vez de calmar los ánimos?

La política española se ha calentado demasiado en los últimos días, con la prisión permanente revisable y con los incidentes de Lavapiés. Algunos de los que pidieron no actuar en caliente con la prisión permanente se dedicaron a difundir bulos que calentaron los ánimos de los inmigrantes africanos en Madrid. A ellos se sumaron, con entusiasmo, los antisistemáticos de la guerrilla urbana y los saqueadores de comercios. El tuit de Monedero causa vergüenza ajena y es bochornoso. Siempre en contra de la Policía, aunque tengan razón.

Con la prisión permanente revisable se ha montado una polémica curiosa. Se ha formado una coalición del PSOE, Podemos y los nacionalistas e independentistas para evitar que prorroguen las penas incluso a los asesinos de reconocida maldad. Aparte de las repercusiones políticas, están las mediáticas. Los grupos de izquierda y nacionalistas se han topado con los familiares de víctimas como Marta del Castillo, Diana Quer, Mari Luz Cortés, Yeremi Vargas y Sandra Palos. Y, para colmo, estaba en caliente el caso del niño Gabriel Cruz. Con lo que ha dado la sensación de que el PSOE y Podemos se ponían al lado de las brujas malas y los brujos malos. Ahí han estado bastante torpes.

En este país se le ha dado alas al independentismo en Cataluña por hacer todo en caliente, tanto unos como otros. En este país cuando se manifiestan pensionistas se vuelve a hablar de las pensiones, y si se manifiestan las mujeres somos más feministas que nadie. Hasta ahí vale, porque son manifestaciones pacíficas y reivindicaciones con fundamento. Pero no se puede vivir en la agitación permanente, ni alentar que si muere un inmigrante culpen a la Policía sin conocer las causas.

El populismo es eso: la calentura. Y los que ahora se quejan bien que se han aprovechado. ¿O no era calentura la de los indignados que le dieron cinco escaños en el Parlamento Europeo a los desconocidos de Podemos? ¿O no calentaron la elección de Pedro Sánchez contra Susana Díaz, diciendo que ella era como una Mariana Rajoy a la andaluza? ¿O no es calentura echar a los inmigrantes a la calle con insinuaciones, en vez de calmar los ánimos?

Así han conseguido que todo sea calentura, y que también se vote en caliente. Con lo que no han contado es con el peligro de la calentura, que a veces se vuelve en contra. En los cuentos de las brujas malas se desatan las bajas pasiones. En este país, apelar a la razón y a la verdad parece que es cosa de tontos.

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