coge el dinero y corre

Fede / Durán

El cambiazo

ACABO de descubrir a Costas Lapavitsas, prestigioso economista underground, y me gusta. Su discurso es radicalmente antialemán. Considera, como otros colegas, que el jarabe de la austeridad es cancerígeno, pero es que además expresa con rotundidad su alternativa: Grecia debería abandonar el euro y el resto de piojosos países irresponsables (ya saben cuál es la lista) rebelarse contra la Merkel y sus amiguetes del Fondo Monetario Internacional.

Su retrato griego no tiene desperdicio. Con la crisis escupiendo metralla en 2010, el país acumulaba una deuda de 300.000 millones, la mayoría en manos de acreedores privados. Lo ideal habría sido el impago, pero la UE acudió al rescate con préstamos leoninos y le exigió feroces tijeretazos a cambio. A comienzos de este año, la deuda trepaba ya hasta los 370.000, pero con un pequeño truco sin importancia: los grandes acreedores privados (la banca, para entendernos) se fueron de rositas (recuperaron su parné) o intercambiaron sus bonos basura por otros de menor valor, además de recibir generosas cantidades en efectivo. Los bancos griegos, sometidos a la negritud de un horizonte de pérdidas, recibieron del Estado una inyección de 50.000 milloncejos. La peor parte se la llevaron los fondos de pensiones y los pequeños coleccionistas de bonos. Raro, ¿eh?

Grecia no reducirá su deuda más de un 10% a cierre de 2012, sostiene Lapavitsas, y estará en adelante en una posición incómoda porque sus acreedores son ya mayoritariamente oficiales. Ejemplo: 40.000 millones se los debe al FMI, feroz partidario de los recortes, gobernado por leyes británicas (y no griegas) y con absoluta prioridad en el cobro. "La UE ha transformado así un problema entre un Estado y sus prestamistas privados en un problema entre estados y organizaciones bilaterales".

Según mi nuevo héroe, Bruselas ha rechazado combatir la crisis de la Eurozona con medidas audaces como las cancelaciones de deuda y la reorganización en bloque de la unión monetaria. "En lugar de eso, ha mimado a los bancos e impuesto una áspera austeridad". El problema -vaticina-, es que esta eterna pájara colectiva entrará de manera inminente en una fase más compleja y peligrosa donde Grecia será nuevamente el patio trasero y sucio donde exploten las primeras bombas.

Me dirán que he buscado a un tipo raro, a una musa del 15-M (¿qué ha sido de ese movimiento?), a un outsider. En verdad, lo único que extraña y asombra de Costas es que hable en román paladino. Porque este señor escribe en The Guardian, no en el Daily Mirror; y es profesor en la Universidad de Londres, y no en la de Gibraltar (que en realidad manda a sus estudiantes a Oxford, así que la comparación es pésima).

España, si es que aún piensa por sí misma, debería tomar nota del caso expuesto.

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