Ayer estuve cortándome el pelo, siempre me gusta cortármelo antes de la competición, es una manía que tengo, casi una superstición y, por ahora, no me ha ido nada mal, la verdad. Han estado casi una hora y media cortándome el poco pelo que tengo, no quiero ni pensar cuánto pueden llegar a invertir en una larga melena. Mientras me hacían el cambio de look, me han afeitado me han dado crema en la cara y las manos, eso sin contar el masaje que te hacen mientras te lavan con agua templada. Y sólo por 18 euros. Un poco más y me quedo dormido en la peluquería. Qué pena que los japoneses no hayan pensado en importar esta costumbre a España, yo creo que se forrarían. Lo mío ha sido muy gracioso pues les he dicho cómo quería el corte de pelo y les he señalado la imagen de una revista. El peluquero parecía que estaba pintando un cuadro, vamos que no dejaba de mirar la foto y me ha dejado exactamente igual que el modelo de la fotografía.

Por lo demás, esta mañana Robin (Hefernnan) y yo hemos rodado por el lago de Matsue, una zona preciosa para unas vacaciones tranquilas. El tiempo es bastante soleado, aunque en Pekín para ayer y hoy daban lluvia. A ver si se limpia un poco el ambiente. Yo ya me he acostumbrado a la humedad y prometo dar mucha guerra el próximo día 16. El irlandés Robert Heffernan, mi compañero de entrenamientos está muy fuerte y no descarto que dé la sorpresa en la Olimpiada. Sería un sueño compartir el podio olímpico en el Nido de Pekín.