CITA en la cumbre, una de las cumbres más altas de las que jalonan el itinerario de España hasta 2014 en Brasil. Nada que ver con lo de Tbilisi y Minsk, que lo de hoy es un choque de trenes entre el campeón del mundo y de Europa vigente con Francia, que también ostenta en su hoja de ruta ambos orgullos. Ganar para la actual España es tarea aparentemente fácil, pero lo de hoy es más inquietante y lo más de todo es que resulta obligado ganar para que el camino sea de rosas, pero sin espinas. Se clasifica sólo uno del grupo, la repesca no está asegurada, ambos han ido al copo de puntos hasta hoy y hay que ganar.

Ganar, ganar y ganar como premisa grabada en el entrecejo y no hay que confiarse por el miedo que dicen tener los galos a este partido. Francia es Francia, su seleccionador es uno de los tipos más competitivos que jamás vimos en un terreno de juego y cuenta con valores tan contrastados como Ribery y Benzema, que son capaces de volcar los pronósticos con un solo soplo de inspiración. La historia con Francia fue negativa en competición oficial hasta la última Eurocopa, pero no hay más remedio que insistir en que Francia es una potencia que ha de reencontrarse consigo misma más pronto que tarde y eso hace que nos tentemos la ropa antes de que sea tarde.

Esto no quiere decir, claro que no, que España no salga como favorita, pero es que son tantos los cadáveres de favoritos que pueblan los camposantos del fútbol que hay que esperar con la guardia en las cejas a la tropa de Didier Deschamps. Inquieta también que un valor tan fiable como Sergio Ramos haya estado entre algodones en las vísperas, ya que ahí es donde ahora tiene Del Bosque menos alternativas de garantías. Pero ya lo dice el seleccionador, que España saldrá con once y que los once que elija son buenísimos. Ganar es lo que importa, ya que el buen juego es algo que España ha logrado mostrar a diario llueva, ventee, haga frío o haya lesiones.