Aunque antier se le diese el pistoletazo de salida al tiempo taurino con la reaparición de los Mano a mano en Cajasol y la temporada se nos venga este año como con prisas, lo cierto es que apenas se habla de los carteles. Parece adormecida la duermevela de una campaña que nos anuncia la ausencia de Morante en abril, muy dolorosa por cierto. Uno de los secretos del fervor que levantó, levanta y levantará Curro en Sevilla fue su fidelidad a la plaza. Hubo una vez, al principio de su carrera, que se quedó fuera de los carteles y fue tan clamorosa la protesta que hubo que recomponerlos sobre la marcha. Y aquel tórrido noviazgo se convirtió en indisoluble matrimonio que aún perdura. Es un caso único, tristemente único, pues el toreo no atraviesa el mejor momento para ausencias que se consideran incomprensibles y necesita de los más requeridos para que salga a flote.