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Todo por la caseta

Un candidato a hermano mayor difunde que una de sus promesas es la de conseguir una caseta de Feria

UNO no se sorprende ya de casi nada en cuestiones de cofradías. Es difícil quedarse ojiplático en una Semana Santa en la que hemos salido corriendo hasta tres veces en la Madrugada, en la que se admite la incorporación de cortejos esperpénticos, irrisorios y carentes de trapío; y en la que el nivel de los hermanos mayores, salvo excepciones, está como el de la política española, cultivos idóneos para abogados de medio pelo a los que no se conoce un solo pleito de enjundia o, sencillamente, profesionales con las tardes libres y con pocas ganas de estar en casa. Vivíamos una etapa plúmbea, marcada por las elecciones con pluralidad de candidaturas en todo tipo de cofradías. Todo el mundo quería tener un chalé en el Aljarafe y ser hermano mayor de donde fuera. Y todo el mundo prometía eso tan original del "culto, formación y caridad", más allá de algunos lemas de pretendida originalidad. Todo discurría así durante años, como el pregón ininterrumpido de una imparable decadencia, de una notoria sensación de estar pasados de rosca, de una peligrosa endogamia empobrecedora. Siempre lo mismo, siempre igual. Sin olvidar los candidatos revanchistas, ajustadores de cuentas personales, que revisten los intentos por borrar las huellas de anteriores hermanos mayores de promesas para retornar a supuestos estilos originales. Así estábamos, así estamos hasta que, oh sorpresa, un candidato a hermano mayor, don Manuel Vallejo, se descuelga con una carta, comunicado de prensa, anuncio público o como quieran ustedes llamarlo, en el que promete que el Buen Fin tendrá caseta en la Feria. ¡Chófer, pare el coche que esto sí que es bueno! Hasta ahora habíamos visto anuncios de coronaciones canónicas, promesas de convocatorias de cabildos para rescatar imágenes secundarias, el estudio del traslado a otra sede canónica o, por supuesto, de la viabilidad de petición de un préstamo hipotecario para levantar una nueva casa de hermandad. Pero, cáspita, lo de la caseta nos ha sacado del letargo, máxime si el lema de la candidatura es Experiencia, familia, tradición, sentimiento, que no sé a ustedes pero a mí me recuerda a aquello tan viejo de Familia, municipio, sindicato. Conste en acta que no conocemos de nada a don Manuel Vallejo, ni a su oponente en las urnas, don José Luis Foronda. Suerte y salud a los dos. Sí sabemos con toda certeza que se trata de dos apellidos de fuerte arraigo en la hermandad franciscana. Agradecemos que haya proclamas que nos libren del aburrimiento: "Es deseo de esta candidatura llevar a nuestra hermandad al real de la Feria". Porque así, se dice, se reactiva la vida de hermandad. ¡Fuera complejos! La caseta como elemento vertebrador. ¿No está en el origen de la Feria que el sevillano traslada su casa al real durante seis días? O siete u ocho, según lo que Espadas y su referéndum dispongan. Pues don Manuel quiere que la casa de hermandad se traslade al real. Y lo dice sin cortapisas. El problema es que uno siempre creyó que la caseta del Buen Fin, de facto, era la muy animada de La Parrilla de San Lorenzo, en Juan Belmonte, donde uno le dice al portero que va de parte de Joaquín Moeckel y te responden: "Pa dentro". Después todos los socios buenfineros te recuerdan que el baratillero entró en la caseta como pariente de socio. "Pues eso es lo bueno, no tener caseta ni barco propios, sino familia o amigos con caseta y barco, que no os enteráis". Y allí, en tan buenísima caseta, siempre hemos visto año tras año a los ilustres del Buen Fin en animada convivencia, Bourrellier y cuñadísimo Franco incluidos. La parrilla de San Lorenzo es al Buen Fin lo que El Cirio Apagao a la Quinta o la caseta particular de don José María Salmerón a la Lanzada. Pero en el no se vayan todavía que aún hay más, la Feria entra en las promesas electorales de los aspirantes a hermanos mayores. Vamos a más casetas cofradieras que advocaciones en el callejero. ¿Y los candidatos al Consejo no se animan? Ojú, las elecciones del Consejo. Echemos el toldo... de la caseta. Que ahí hay Feria para rato. Con su resaca. Al tiempo.

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