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Luis / Entrenas

El caso de los agricultores

LA primavera es la época en la que se produce la polinización de los cultivos, mientras que para una cuarta parte de la población española, sensibilizada frente a algún alérgeno, también puede ser una período de amenaza para su salud.

El asma bronquial es una enfermedad que motiva consultas a urgencias e ingresos hospitalarios y, en nuestro país, afecta a entre el 5 y el 7 por ciento de la población adulta. Cuando un paciente con asma sensibilizado a un polen determinado comienza a contactar con él, manifiesta síntomas como tos, ruidos sibilantes en el pecho o sensación de falta de aire que, si no son tratados correctamente, pueden desembocar en una crisis asmática de consecuencias impredecibles.

La primavera también es una época importante para la realización de faenas agrícolas, y los agricultores que tienen asma se ven obligados a trabajar en un medio plagado de desencadenantes para su enfermedad. En estas circunstancias, cabría preguntarse si el asma en estos pacientes puede adquirir la calificación de profesional, ya que, por motivos de trabajo, se ven obligados a desempeñar su actividad laboral expuestos a desencadenantes. Según la legislación vigente, no puede calificarse esta circunstancia como asma profesional dado que no está causada por sustancias que sólo se encuentren en los ámbitos laborales. Al ser los pólenes ubicuos,estos pacientes no sólo están expuestos a ellos en su lugares de trabajo.

Así pues, como no se pueden beneficiar de las medidas que especifica la ley en cuanto a poder dejar su puesto de trabajo, sólo cabe advertirles que extremen las medidas de evitación alergénica al máximo (uso de mascarillas) y mantengan la medicación de control de su asma en niveles de dosis que sean capaces de controlar sus síntomas.

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