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El balcón

Ignacio / Martínez

Un cheque andaluz

EL PSOE andaluz se ha apuntado al grito ¡devuélvanme mi dinero! Lo inventó la conservadora británica Margaret Thatcher para conseguir en 1984 de sus socios comunitarios el cheque británico; mal contados 5.000 millones de euros al año. Lo copió el soberanista Artur Mas. Con el soniquete España nos roba reclamó, sólo para Cataluña, una cantidad similar a la que el Reino Unido obtuvo de toda la UE. Y ahora el PSOE andaluz, convertido cada vez más en partido nacionalista sureño, inicia una escaramuza contra el PP, porque Andalucía pierde algunos privilegios en la financiación agraria europea; menos de cien millones al año.

En campaña electoral nadie plantea dónde quiere que esté la agricultura andaluza dentro de 20 o 30 años. El PSOE-A mira al horizonte, pero hacia atrás; pretende congelar la desigualdad entre los territorios de la Unión. Es chocante que la comunidad autónoma española más beneficiada con la Política Agraria Común monte una campaña de agravio a la catalana. Para Mas son un robo los impuestos a pagar por los beneficios del superávit comercial catalán con el resto de España. Los socialistas andaluces acusan al PP de reparto político injusto, por un descenso que no llega al 4% en el paquete agrario hasta 2020.

Se sabía desde la ampliación que disminuirían las subvenciones porque hay menos fondos, nuevos países entre los que repartir y un gran desequilibrio a favor de algunas regiones, entre ellas Andalucía. La desigualdad entre Grecia y Lituania era bestial: de 700 euros de hectárea a 80. Andalucía estaba en 340, la media europea en 270 y la española en 230. La nueva filosofía es la convergencia, lo que perjudica a quienes más recibían.

Al PP cabe reprocharle desde Andalucía el reparto de los fondos de cohesión o el de fondos estructurales de la Agenda 2000, pero este no. También se criticó al PSOE cuando en 2007 España recibió un 11% menos para desarrollo rural y el Gobierno de Zapatero aumentó esa partida a Andalucía en un 34%, mientras rebajó un 44% a Castilla León y un 60% a Valencia.

Ahora, el Partido Socialista ha preferido una peleíta a un serio debate. Ante el inevitable descenso de las ayudas y la imposibilidad de atender a todo y a todos, Andalucía debe plantearse cómo hacer mejor uso de la PAC. El partido gobernante tendría que dar estabilidad al sillón de consejero. Desde que Pérez Saldaña dejó el cargo en 2008 ha habido cinco sustitutos. Uno cada 19 meses. Y además, hace falta un rumbo preciso: se han hecho piezas sueltas, como las leyes del Olivar o la Dehesa, que están sin desarrollar. Parece más razonable una ley marco de la agricultura andaluza, que incluya lo agrario, lo rural y lo territorial, como han aconsejado algunos expertos.

Diversificar cultivos, reducir la venta a granel de aceite de oliva, investigación, redes comerciales, autopistas del mar, agroindustria, valor añadido... Habría mucho de que hablar antes de blindar un insolidario cheque andaluz. Seamos serios.

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