Una ciudad anticuada

Se debería reconocer que la culpa del atraso de Sevilla no es de la cofradías, sino de los políticos matracas

Sevilla ha pasado a ser una ciudad anticuada; o desfasada, si se quiere. En un debate que convocaron entre el médico e investigador José López Barneo, que iba de ateo, y el hermano mayor del Gran Poder, Félix Río, que iba de creyente, faltaría más, se reconoció que el atraso de la ciudad no es por culpa de los cofrades. Ni de la Feria tampoco, que conste. A los palcos y a las casetas acuden incluso empresarios muy emergentes. Vamos mejorando, si hasta los ateos lo reconocen. La culpa de que Sevilla esté anticuada es de los políticos. No hay que darle más vueltas.

Es de los políticos porque se les paró el reloj sevillano y no le han puesto pila nueva. ¿Qué ocurrió poco antes de la Expo 92? Sevilla se modernizó. Mandaban Felipe González y Alfonso Guerra en el Gobierno de España. Mandaban Rafael Escuredo y Pepote Rodríguez de la Borbolla en la Junta de Andalucía (o eso creían ellos). Mandaba Manuel del Valle y luego el andalucista Alejandro Rojas-Marcos en el Ayuntamiento de Sevilla. Se veían obras, con sus obreros y demás, no como ahora, que sólo se ven infografías.

La estación de Santa Justa era de verdad, la ampliación del aeropuerto de San Pablo también. La SE-30 fue de verdad, no como la SE-40, que es de política ficción. Las paradas del Cercanías eran de verdad, otra cosa es que después pararan los trenes o no. El AVE fue el primero de España. Parte del desencuentro de los catalanes vino por ahí. No entendían que el primer AVE llegara a Sevilla, en vez de ir de Madrid a Barcelona. También hicieron puentes nuevos, con alguna pasarela además.

Todavía hay gente que sostiene la falacia de que la Expo no sirvió para nada, pues bueno. Sin embargo, ahora el desfase de la ciudad se debe a que no han organizado otra Expo, como solía suceder al ritmo de dos por siglo, y no se hace nada en condiciones. Ahí tenemos las discusiones con las líneas del Metro, que las anunció la Junta, por medio de Rosa Aguilar, con fechas incluidas. Después dijeron que no, más tarde que las pague el Ministerio de Fomento, ahora el ministro Íñigo de la Serna dice que él paga si Susana paga... Y así siguen. Mirando de reojo a Málaga, donde también han montado otro sarao.

Se debería decir la verdad, y reconocer que la culpa del atraso de Sevilla no es de las cofradías (que todavía no construyen obras públicas), sino de los políticos matracas enredados con la nueva política.

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