Clásico de los más clásicos aunque a una hora tan heterodoxa como la una de la tarde en medio de la nada. Que ahí, en medio de la nada es donde se halla el nuevo Metropolitano, ese magno coliseo que el Sevilla hollará por vez primera. Duelo entre dos de los rivales más enconados en la historia de la Liga desde aquella infausta tarde de domingo de Feria en que un linier catalán le birló al Sevilla entonar el alirón liguero.

Una rivalidad que ha ido a más y que ahora se encuentra con una dosis envenenada en la jugada que los colchoneros le hicieron al Sevilla este verano con Vitolo de triste protagonista. Y llega la confrontación en la sexta jornada, con ambos sin haber mordido el polvo y con la ventaja blanca de que sólo tropezó una vez por las dos del Atleti mediante sus tablas en Gerona y en Mestalla. Sólo dos puntos se dejó el Sevilla en el camino por los cuatro que cedieron los del Cholo, o sea...

Están los rojiblancos instalados como alternativas ciertas al duopolio que manda y ahí es donde quiere ubicarse el Sevilla. Se trata, por tanto, de un choque en el que la competitividad más exacerbada puede darse por segura. Pelear cada balón como pelea quien defiende la frontera va en el ADN de ambos. Los dos cuentan en el puente de mando con la batuta de sendos argentinos, uno que catapultó al Atleti y otro que anda inmerso en la tarea de hacer lo propio con el Sevilla.

El Sevilla muestra mejores resultados que juego y eso da pie a la visión optimista de que cuando juegue bien sea una máquina demoledora. El Atleti viene de recitar un partidazo en San Mamés en la que ha sido su mejor tarde del curso. Estamos, por tanto, ante una cita de altísimo interés, un plato con todos los ingredientes que hacen del fútbol el espectáculo más apasionante de la contemporaneidad. Se juega a la una de la tarde, pero eso no evita que estemos ante un auténtico clásico.