La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Más cobardes que groseros

Son aún más cobardes que groseros y primarios. Esta basura sólo respeta lo que teme

Terminaba ayer señalando que los mismos que denuncian como brutal islamofobia que aparezcan pintadas insultantes en mezquitas aplauden como libertad de expresión que se hagan en iglesias y se profanen capillas universitarias. O, añado hoy, que una comparsa monte en su caseta de la feria de Bilbao una "carnicería vaticana" en cuyo mostrador se exponen vísceras y miembros humanos (simulados: los vascos radikales ya no son lo que eran), presidida por una reproducción del Cristo de Velázquez (¿qué hubiera dicho el bilbaíno Unamuno?) en imagen completa y despiezado, identificándose las distintas partes del cuerpo del Crucificado como si fueran piezas de carne para su venta (manitas, paletilla, panceta, babilla…) al modo que en las carnicerías se expone el dibujo de una res indicando las partes del despiece. Todo se remata con la frase "tomad y comed, éste es mi cuerpo".

Tras ser denunciado por el obispado de Bilbao la Policía Autonómica lo ha retirado. Inmediatamente otras casetas han reproducido la imagen del Cristo velazqueño despiezado en solidaridad con sus colegas y se ha alzado la habitual protesta contra la censura y a favor de la libertad de expresión. Los autores de la cosa, pertenecientes a una comparsa anarquista nacida de la CNT y después emancipada que se autodefine como una "konpartsa libertaria" y muy bilbaína, han reivindicado en las redes su montaje como "ejercicio práctico de libertad de expresión y desobediencia civil en contra la existencia en el código penal español del absurdo e injusto delito contra los sentimientos religiosos". Añadiendo: "Creíamos que las personas que organizan performances que escenifican un ritual mágico caníbal en el que simulan comerse la carne y beberse la sangre de un mozo de 33 años entenderían que a algunas personas nos pudiera resultar gracioso. Nos parecía tan delirante que no pensábamos que lo hacían en serio… Tampoco nos gusta demasiado la fiesta esa que montan en primavera, en la que unos encapuchados pasean públicamente, y en presencia de niños, muñecos macabros y ensangrentados que puede herir la sensibilidad de muchas personas. Pero entendemos que es un ejercicio de libertad de expresión". Ingeniosos, ¿verdad?

Es evidente que no tienen cojones de hacer lo mismo con el islamismo (cosa, aclaro, que me repugnaría igualmente) porque son aún más cobardes que groseros y primarios. Esta basura sólo respeta lo que teme.

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