¿Se imaginan que los de La noria emitiesen cada sábado los programas enlatados de las primeras temporadas o los de Dónde estás, corazón se limitasen a repetir, íntegras, las entregas de las primeras temporadas?. La gente se quedaría alelada. Seguro. Pues bien, hete aquí, que desde hace cinco semanas Versión española nos viene repitiendo programas sin que nadie, TVE, los periódicos, los cineastas, y lo más importante, los espectadores, hayan dicho esta boca es mía.

Porque hay un matiz importante. Una cosa son las películas. Que sí se pueden programar una y otra vez. En cualquier rincón de la programación. Y otra los coloquios, el formato televisivo propiamente dicho. Lo que quiero decir es que cada Versión española que deja de grabarse es irremplazable. Las películas están ahí y seguirán estando. Pero cada una de las tertulias cinéfilas, verdadero sentido del espacio, son encuentros irrepetibles. Esto quiere decir que en el tramo final de este año han dejado de existir cinco de ellas, se han dejado de producir cinco de ellas. Y uno entonces se pregunta, sin ánimo de ofender, qué está pasando. Porque uno conoce al equipo, y lo aprecia. Pero por lo que llega a casa da la impresión de que se haya disuelto.

Todavía aparece Cayetana Guillén Cuervo, es verdad, con el rostro de aquí y ahora, pero se limita a decir que vamos a recuperar el coloquio de tal fecha. La semana que viene será el de Volverás de Antonio Chavarrías. Y nos meteremos en la Navidad, y ya serán dos meses de inactividad en plena temporada alta. Imperdonable. Por lo demás, por las reposiciones, encantados, que volver a David Trueba y a Cesc Gay siempre es un placer. Pero para eso existen muchas semanas de barbecho, trece en verano, si se quiere. No ahora, y sin avisar.

Tags

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios