desde el fénix

José Ramón Del Río

Otras crisis

DE un tiempo a esta parte y no sé si como consecuencia de la crisis que hace tambalear la economía de muchos países, entre ellos el nuestro, también parecen entrar en crisis instituciones o personajes señeros, que podían ser considerados como referentes de la sociedad. La cosa empezó con el Rey, cuando, como consecuencia de una inoportuna caída, se conoció su viaje a África, para cazar elefantes. Luego, por seguir el orden de importancia del personaje y no el de los sucesos, la denuncia de un miembro del Consejo del Poder Judicial a la Fiscalía, por considerar que el presidente del organismo y presidente, a su vez, del Tribunal Supremo, cargaba al erario público los gastos de largos y costosos fines de semana, sin que acudiera por razones oficiales. La sustracción de papeles confidenciales vaticanos, que se atribuye al mayordomo y hombre de confianza del Papa, parece obedecer a conspiraciones urdidas nada menos que por el secretario de Estado, cardenal Bertone, número dos de la Santa Sede, como preparación para el cónclave cuando fallezca el Papa actual y haya de elegirse otro, minusvalorando el papel del Espíritu Santo, y como colofón, la censura del Gobierno a la actuación del Gobernador del Banco de España, obligándole a dimitir antes de terminar su mandato y la subsiguiente de Rodrigo Rato, cesado como presidente de una de las instituciones financieras más importantes, como es Bankia.

Parece, pues, que la crisis no se limita a recortes y reducciones que nos exigen desde fuera como consecuencia -dicen- de la mala gestión de los políticos que nos gobiernan y de los que nos han gobernado, sino que también mina el prestigio de la monarquía, de la justicia, de la curia vaticana y de los banqueros, aunque el Rey haya reconocido su error; el presidente del TS no sea denunciado por el Ministerio Fiscal; la curia vaticana recuerde que Jesucristo dijo que la Iglesia duraría hasta el fin de los siglos y los banqueros destituidos se consuelen, diciendo uno que no le dejan explicarse, y el otro, criticando al Gobierno, que es de su partido, al que tanto quiere y al que tanto debe.

La consejera de Presidencia ha intentado también desprestigiar a la Guardia Civil, acusándola de "abrir (a la Junta de Andalucía) una causa general, con fines partidarios", con su informe sobre los ERE, porque en él se dice que los reparos puestos por la Intervención General tenían que ser conocidos por el hoy presidente de la Junta, para lo que, a su juicio, no existe ninguna prueba. Como ni siquiera el señor Roldán, nombrado por su partido director general del instituto armado, disminuyó el prestigio de la Guardia Civil, ella menos lo va a hacer.

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