INDUDABLEMENTE, el mandarinato que mueve nuestros hilos se ha especializado en desarreglar cuestiones que funcionaban, en meterse en charcos de forma gratuita y en cabrear al personal con decisiones que no vienen a cuento por inoportunas y fuera de toda lógica. Lo de quitar los crucifijos de las escuelas entra de lleno en ese apartado, pero, sin embargo, va acompañado de una dosis de coherencia inusual en dichos mandarines. Desde el punto y hora que el Estado fue declarado aconfesional, sobra todo símbolo religioso en lugar público. Acostumbrados al Estado católico, veo lógico que choque dicha medida, pero abolida dicha condición, el crucifijo cabe en lugares católicos, pero no en los que serán concurridos por gente de distintas confesiones. Eso, aunque duela, es tal que así y que no se me diga que por qué se permite el velo a las musulmanas porque es de la misma forma que yo puedo portar un crucifijo donde me dé la gana.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios