VEINTICINCO años se cumplirán esta noche de que a José María Ruiz Mateos le desposeyeran de un imperio llamado Rumasa. Era un imperio sin base según la legalidad vigente, una especie de ingeniería financiera, que es como eufemísticamente suele llamarse a los imperios económicos basados en la venta de humo. Tras aquello han hecho carrera algunos imperios avalados por bienes tangibles que resultarían menos tangibles de lo que se pregonaba. Imperios sin la cantidad de mano de obra que le proporcionaba Rumasa a los españoles, que hay que ver la cantidad de españolitos de a pie que vieron truncada su vida laboral a partir de aquel 23-F casi tan dramático como el de dos años antes con el se sienten, coño. Veinticinco años ya de aquella expropiación nocturna y la verdad es que jamás se dio una explicación mínimamente rigurosa y con alguna dosis de credibilidad.