QUISIERA creerlo, pero me cuesta trabajo pensar que sumando cuatro de seis puntos, o sea dos por partido, tiene el Betis alguna posibilidad de subir. No todas, como dice Víctor, sino alguna. ¿Tanto van a fallar equipos que apenas fallan para que al Betis puedan salirle esas cuentas? En fin que, aun respetando las cábalas que hace el entrenador, no veo al Betis escapando este año del infierno, ¿qué quiere que le diga? La jornada ha sido funesta para la causa verde, blanca y verde, ya que de todos los que se juegan los cuartos con el Betis, únicamente el Betis falló, quedándose a dos velas en la llanura onubense.

Mientras desde el puente de mando, o lo que sea, se marea la perdiz de forma torticera y mendaz, el equipo volvía a repetir en el Colombino la película de siempre. Se está diciendo que desde que llegó Víctor es otra la imagen, que el equipo ya combina y toca con cierto sentido, pero ¿hasta dónde toca y toca? De tres cuartos no pasa, por lo que tanto el portero del Córdoba como los de Hércules y Recre fueron simples espectadores desde lugar privilegiado. Víctor llegó creyendo que iba a contar con una referencia arriba -Pavone ni está ni, al parecer, se le espera-, pero han pasado tres partidos y suenan nombres, sólo suenan, que tampoco ilusionan a nadie.

Me gustaría estar equivocado y que en junio vayan los béticos a celebrar lo que nunca debiera celebrarse, un ascenso, pero las cuentas que se hace Víctor son como las del Gran Capitán y no sé si verdaderamente él cree en ellas. Con la ventaja que han tomado los presuntamente perseguidos mucho han de equivocarse para que el Betis les alcance sumando cuatro de cada seis. Suma, además, sumamente optimista si nos basamos en lo que el equipo desarrolla en el terreno de juego. Si con lo fácil que se le puso la partida a la orilla de las tres carabelas, la desperdició, ¿cómo puede pensarse que el Betis va a acercarse siquiera a ese cuatro de seis que propugna Víctor?