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La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

El cuento de la Justicia

En un país que no fuera de cuento chino estas cosas tan graves se habrían denunciado en su momento

Hubo una vez un país en el que, como se comentaba aquí hace poco, la senadora Mirella Cortés acusó al presidente del Gobierno de dirigigir "un GAL sin violencia física" contra los dirigentes de Cataluña para "destruir el pluralismo ideológico y las instituciones básicas catalanas". Consolaba pensar que es de ERC y poco sensato puedeesperarse de este partido. Pero en ese país de cuento de brujas, ogros y dragones tontos los consuelos duran poco. Días después el señor Antonio Hernando, portavoz de un partido que fue serio, socialista, obrero y español, ha exigido la comparecencia de los ministros de Justicia e Interior y del Fiscal General del Estado para que den explicaciones sobre lo que ha denunciado como "una auténtica purga masiva" de fiscales que empeñados en la lucha contra la corrupción. Si usted tiene la mala suerte de vivir en ese país de cuento de brujas, ogros y dragones tontos permítame que le dé mis condolencias. No debe ser fácil vivir donde el presidente del Gobierno es acusado de terrorismo sin violencia física (sólo en un país de cuento chino, de Perrault o de los hermanos Grimm se da esa rareza de llamar al cumplimiento de la ley terrorismo, además ejercido en esa mágica modalidad exenta de violencia física) y las más altas autoridades de la justicia lo son de efectuar purgas -terrible y siniestra palabra- para apartar a los fiscales honrados de los casos de corrupción, loque quiere decir que encubren a los corruptos.

Como en los países de cuento todo es posible un fiscal abona esta tesis dando rienda suelta a la sin hueso en un programa radiofónico, denunciando intimidaciones ejercidas sobre los fiscales anticorrupción y afirmando que "lo que no puede ser es que los perseguidos seamos los fiscales que luchan contra la corrupción por delante de los corruptos" y que por ello "en pocos años nos podemos encontrar con que nadie quiera luchar contra la corrupción". Él mismo dice haber sufrido estas intimidaciones que también han padecido otro fiscal y un inspector de Hacienda que trabajaban en la lucha contra la corrupción. En el caso del fiscal sólo se llevaron el ordenador, lo que, siempre según la interpretación de este señor, equivale a una "tarjeta de visita".

En un país que no fuera de cuento chino estas cosas tan graves se habrían denunciado en su momento. Pero en este, que por desgracia es el nuestro, se callan y se sacan a relucir cuando conviene a intenciones políticas.

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